No hay nada más terrorífico que los hechos desnudos, crudos, fríos. Las descripciones que tiene Covite en su web sobre los atentados de los aberchándales de ETA son escalofriantes, no por la literatura, sino por la asepsia con la que están contados. Esto es lo que hay, y lo que hay siempre es de una crueldad superlativa. Los asesinatos cometidos por los nacionalistas vascos fueron todos de una brutalidad inimaginable.
“Los terroristas del comando Ekaitza de ETA habían intentado en varias ocasiones matar a Francisco Casanova, subteniente del Ejército de Tierra. Lo consiguieron a mediodía del 9 de agosto de 2000. El militar regresaba a casa, en la calle Alkartasuna de Berriozar, conduciendo su coche. Cuando se disponía a introducirlo en el garaje, un etarra que lo esperaba en las inmediaciones abrió fuego, disparándole tres tiros en la cabeza y uno en la mano. Su hijo de once años, alertado por los disparos, corrió hasta el garaje y encontró el cuerpo sin vida de su padre sobre el volante del vehículo”.
Hágase cargo de la escena. Imagínese cada uno de ustedes con 11 años, tranquilo, disfrutando de su verano infantil, cuando oye unos disparos en casa, corre hacia el garaje y ve a su padre con la cabeza reventada por tres balazos: la sangre, la muerte, la violencia… 11 años, un niño, y con ese trauma tiene que lidiar toda la vida, con esa visión que ya será incapaz de olvidar jamás. Los aberchándales no solo te han asesinado a tu padre, sino que te han asesinado a ti, cada minuto de tu vida. Es nauseabundo todo esto.
Eso es ETA, eso es lo que han jaleado, defendido, alentado, justificado todos los aberchándales, del primero al último. No encontrarás a ninguno que diga abiertamente que lo que hicieron fue una salvajada. Se montarán una película, te intentarán meter dentro de ella, mucha cháchara, para no tener que afirmar que son unos criminales y que sus asesinatos jamás debieron haber sido cometidos.
Con eso es con lo que pacta Txibite en Navarra y Sánchez en el resto España. A ese mundo es a quien le ha regalado la alcaldía de Pamplona el PSOE. Por eso no pueden acudir hoy al acto de recuerdo y arropar a esa familia a la que el nacionalismo vasco, hace 25 años, dejó sin marido y sin padre. 46 años tenía Francisco Casanova cuando fue asesinado, con dos hijos, uno de 6 y otro de 11. Un año menos de los que tiene ahora Txibite, que creo que también tiene hijos.
Ella sabrá. Si ha leído a Shakespeare ya conoce lo que pasa con los muertos que matas por pura ambición, que nunca se acaban de ir, que siempre te visitan de nuevo, cada día, o peor, cada noche. Dicen que Cerdan en la carcel se ha montado un club de lectura, puede empezar por Macbeth y comentarlo con Txibite. “Things bad begun make strong themselves by ill”. Lo que empieza con el mal, con él se fortalece. Todo está en los clásicos. Pactasteis con el partido de la Eta para trincar y el trinque se os ha manchado de sangre.
Txibite y el PSOE han elegido bando; sus socios son los causantes del terror y ellos están frente a las víctimas. Es lo que hay, y como decía Serrat, nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Y el PSOE y Txibite hace mucho que dejaron de tener remedio. Y eso es todo.
