• viernes, 26 de abril de 2024
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De este fútbol yo me apeo: a dónde nos ha llevado el caso Negreira

Por Jesús Corera

El caso Negreira nos ha servido de apoyo para sacar todo lo que llevamos dentro y un poco más. Es verdad que a ello hemos colaborado todos, desde distintos niveles y a cualquier precio.

Partido de La Liga Santander entre CA Osasuna y FC Barcelona disputado en el estadio de El Sadar. IÑIGO ALZUGARAY
Partido de La Liga Santander entre CA Osasuna y FC Barcelona disputado en el estadio de El Sadar. IÑIGO ALZUGARAY

Nuestras abuelas dirían ¡qué revuelo Dios mío! No es para menos. Todos los medios de comunicación desbordan de noticias relacionadas con la rabiosa actualidad que vive el fútbol.

Pero es una actualidad desvirtuada por el “a ver quién lo dice o escribe antes y más alto”, aunque ello tenga menos relación con la verdad, el caso es ser yo el que lo ha dicho.

El fútbol, como deporte, es uno de los que más aporta al desarrollo personal y humano por el grado de convivencia que concita, así como la puesta en práctica de valores y virtudes humanas que pueden ponerse en práctica a través del mismo.

Estos días estamos viviendo todo lo contrario debido a una serie de hechos concatenados y relacionados que son aprovechados para lanzarlos al rostro de nuestros contrincantes o de las personas y estamentos que nos convenga en cada momento.

El caso Negreira nos ha servido de apoyo para sacar todo lo que llevamos dentro y un poco más. Es verdad que a ello hemos colaborado todos, desde distintos niveles y a cualquier precio.

Si ponemos en el punto de mira al estamento arbitral, nos quedamos solos pontificando y sacando a relucir los errores que ha padecido el equipo (el mío) y las ayudas que han recibido los contrincantes; si además, esto lo realizamos con saña y mala uva, os podéis imaginar en qué terminan las conversaciones. 

A esto ayudan las instancias que dirigen el arbitraje con su obscurantismo permanente de no aceptar nunca errores, el secretismo sobre los ascensos y descensos y el mantenimiento del lema: “el árbitro siempre tiene razón”.

Si hablamos de las directivas de los clubes, la complejidad aumenta, ya que además de entender poco de la materia, se les suele oír mucho para bien de sus forofos y poco para la realidad y buen hacer del deporte futbol.

En el campo del periodismo mejor no entrar, porque estos días son un buen ejemplo de lo que podríamos llamar: anti moderación o exaltación al tratar los temas candentes de actualidad. Tergiversar la realidad, decir medias verdades y colaborar muy poco con la sensatez, parece la forma de moda de actuar en todas las tertulias futboleras.

Con todos estos ingredientes nos hemos presentado en una situación casi insostenible para este fútbol de competición profesional; no me extrañaría que el estamento arbitral dijera: imposible seguir así. Ahora bien, a continuación cada parte debería preguntarse, ¿qué responsabilidad tengo yo en este desaguisado?

Claro que si un club eleva una sugerencia a los responsables y a partir de ese momento te crujen en el campo… , todavía se pone peor.

En este momento, ME APEO DE ESTE DEPORTE Y REFLEXIONO:

  • ¿Está bien preparado el estamento arbitral para dirigir una competición tan exigente?
  • ¿Este estamento debe estar integrado en la estructura federativa, o debe liberarse de cualquier ligadura?
  • ¿Por qué no se explican las jugadas comprometidas en el momento o a posteriori?  
  • Las ayudas tecnológicas son eso, ayudas, y habrá que analizar cuándo y de qué manera utilizarlas
  • ¿Por qué en las tertulias somos tan radicales en nuestros planteamientos y no un poco más pacientes para escuchar al otro?
  • Me quedo con las palabras de Jagoba: ES DIFÍCIL SEGUIR CREYENDO

Conclusión: TODOS CASTIGADOS AL RINCON DE PENSAR


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De este fútbol yo me apeo: a dónde nos ha llevado el caso Negreira