En menos de dos meses, en pleno verano, tres significativos cargos electos del partido político mayoritario en la Comunidad Foral han presentado su dimisión.
- lunes, 16 de septiembre de 2024
- Actualizado 21:01
Del dicho tópico “aquí no dimite nadie haga lo que haga y pase lo que pase” consustancial al ámbito político, con ejemplos muy recientes, e incluso en el deporte español, nos encontramos con que en Navarra parece que sucede lo contrario.
En menos de dos meses, en pleno verano, tres significativos cargos electos del partido político mayoritario en la Comunidad Foral han presentado su dimisión, y se rumorea hay alguno más que podría incorporarse a su anterior puesto en la función pública.
Es loable una dimisión cuando la persona por coherencia y de acuerdo a su conciencia piensa que no puede aportar nada a su partido, y deja paso a otros. Esto es honestidad y responsabilidad, pero es llamativo que en este caso en tan breve lapso de tiempo y período vacacional se adopten estas irrevocables decisiones por parte de tres cualificadas personas con un reconocido peso ante la opinión pública.
Según me consta ninguna ellas precisan de las retribuciones y prebendas correspondientes a los cargos que han abandonado, de forma elegante, positiva y constructiva dejando paso a otras personas que figuran en lista presentada por su partido.
No sé qué está ocurriendo en el funcionamiento y toma de decisiones de UPN tanto en ámbito parlamentario, como municipal, en este caso con la coincidencia de ser precisamente la presidenta del partido la cabeza de lista y que por su profesión civil pudiera ser quizás idónea para intentar cortar este peligroso sangrado externo.
Navarra más que nunca, necesita a todas las formaciones que defienden y proclaman su identidad, y no es momento de personalismos o disensiones internas, sino de lealtad y generosidad.
