- miércoles, 11 de diciembre de 2024
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La tradicional Administración Foral de proverbial eficacia y proximidad, más o menos rápida, y reconocible, está ahora secuestrada por el descomunal y desproporcionado aparato burocrático político, que me hace pensar que Navarra ya no funciona.
Los cargos de libre designación, con colegas, amigos y simpatizantes (muchos sin medio holgado de vida conocido), o con algún jubilado, son los verdaderos decisores, que tienen “sometida” a la genuina administración que de alguna manera pasa olímpicamente. Excepción es la administración tributaria que opera de forma efectiva, contra el administrado, con inmediatez en la inspección, denuncia y reclamación, ante la insalvable indefensión del ciudadano de a pie.
Lo peor sin duda, pues afecta a todos los ciudadanos, es el campo de la Salud, dado el calamitoso y desesperante estado de la Atención Primaria, las Urgencias, y las demenciales milenarias listas de Especialistas e Intervenciones, cuyos datos conocemos por los medios, y de lo que además puedo dar fe por experiencias personales.
Situación que, opino, no es debida a la falta de medios materiales existentes, pero si a los recursos humanos insuficientes y mal organizados, ya que la disposición, de las personas que trabajan en los diferentes centros sanitarios desde el último auxiliar celador, personal administrativo, de enfermería o médicos destacan por su atención y desvelo con el paciente que llega sus manos, pero el problema es llegar.
La descoordinación y organización con cambiantes y alternantes nombramientos políticos en las últimas tres legislaturas en el ámbito de Salud no ha hecho otra cosa que acabar con una de las joyas de la corona del reino.
Bastante se ha escrito por cualificadas personas del ámbito empresarial sobre la caótica coyuntura del empleo, de la industria, de las comunicaciones de todo tipo, del transporte, de los autónomos, de las infraestructuras, así como el olvido del sector primario, la vivienda o el empecinamiento en controlar la educación, por lo que sobra entrar en detalle.
Quizás se abre alguna esperanza a que esta Navarra pueda funcionar: la reciente convocatoria del consejero del ramo a los grupos parlamentarios para “retomar la reforma” (enésima) del Mapa Local, o el anuncio de un nuevo “enchufe” la oficina de Análisis y Prospección, con lo que se vislumbra así un giro copernicano a Navarra y copiando el dicho del político del PSOE “que no la reconozca ni la madre que la parió”.
Según decía la presidenta, “que Feijoo haya fracasado es una buena noticia para Navarra”, ya “que tenemos un Gobierno que respeta Navarra” supongo quiere decir dejarla como está, y añade pues “eso con la derecha no pasaría”, pues negro futuro tenemos.
Este Gobierno de España a base de aprobación de inoperantes leyes, decretos y opacas confabulaciones para preparar proyectos que obvien la Constitución, con la falacia que “lo que no está prohibido expresamente está permitido”, lo único que busca es conseguir mantener en el poder a su maquiavélico presidente coaligándose con cualquiera, que no sea la derecha, salvo los nacionalistas, y los separatistas.
Nos queda un lenitivo: Osasuna, se dice que a todos nos une y puede levantar nuestro ánimo, y al menos permitirnos presumir de algo que parece funciona en Navarra.