• jueves, 28 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Emotivo y divertido homenaje a un símbolo de Osasuna

Por José Mª Esparza

La peña Erri-Berri de Olite reunió una buena parte de la mejor historia de su Osasuna para reconocer a su miembro más ilustre.

Imagen de grupo al final de la velada con los veteranos y los directivos del club. Foto de José Mari Esparza.
A la izquierda de pie el moderador Javier Montoya, junto a Maite de Carlos, en el momento que Luis Sabalza se dirige al homenajeado, en presencia de Bayona, Gabari, Iriguibel, Mina y Ostivar. Foto de José Mari Esparza.

Osasuna y Olite se volcaron con Adolfo Pérez Marañón, uno de los futbolistas más reconocidos de Navarra, centrocampista internacional junto a Glaría y padre de la rica saga de olitenses que han triunfado en Osasuna, a excepción de su sobrino Rafa, que lo hizo en el Real Madrid y Espanyol.

La Peña Erri-Berri organizó un acto tan emotivo como divertido. La mesa formada por Javier Bayona, Paco Gabari, el homenajeado, Patxi Iriguibel, Javier Mina y Juan Jesús Ostivar arrancó con su anecdotario ‘prohibido’ continuas carcajadas del público que llenó la Sala de Cultura olitense el pasado viernes.

Entre los asistentes se encontraban osasunistas como Pedro Mari Zabalza, Lucrecio Luquin, Miguel Ángel Arenaza, el preparador Javier Aguirre o Pablo Recalde, además de los directivos Luis Sabalza, Fidel Medrano, Miguel Cuesta, César Muniáin e Ignacio Yániz, y el director de la Fundación Osasuna, Xabier Larraya.

El acto de casi dos horas de duración estuvo moderado por un ex del Erri-Berri, Javier Montoya, además del apoyo logístico que recibió de la peñista Maite de Carlos.

Hubo anécdotas irreproducibles como la primera maleta del homenajeado o la conciliación familiar cuando el futbolista pasaba cuatro días de viaje cada semana, si no la semana entera. También entrañables, como la de Adolfo provocando las iras de su padre y su abuela, que le prometió dejarle sin cena al marcar un gol al Erri-Berri con la camiseta de la Peña Sport.

Al final, cenó porque ganaron los de Olite. No faltaron las ‘prohibidas’, caso del humo en el autobús, las relaciones de Ostivar con los árbitros, o las negociaciones del sueldo con Ezcurra; y aplausos a otras muchas como la que Iriguibel terminó calificando a Adolfo como el “hombre de la eterna sonrisa”.

Además del cariño de todos, Maite Goñi   recibió un ramo de flores, y su marido Adolfo Pérez Marañón los regalos de Maite de Carlos (Peña Erri-Berri), Luis Sabalza (Osasuna), Lucrecio Luquin (a quien Adolfo pasó la presidencia de Asociación de Veteranos de Osasuna), y Rafa Marañón, que le sacó unas lágrimas a su tío y terminó su intervención con tres “¡Vivas!”: al Erri-Berri, a Osasuna, y a Navarra.


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Emotivo y divertido homenaje a un símbolo de Osasuna