• viernes, 19 de abril de 2024
  • Actualizado 00:00

Opinión / osasuNAvarra

Betis - Osasuna| No pasa nada, aunque pasó mucho

Por José Mª Esparza

El partido tuvo tres fases claras, cada una de media hora: igualdad hasta el gol, bajonazo rojillo hasta los cambios, y emoción final con posibilidad de empate. Curiosamente, esta vez la derrota no duele tanto. Los puntos, sí.

Osasuna perdió ante un rival muy superior sobre el papel, en el presupuesto y aspiraciones. Lo curioso es que, pese a que el Betis goza de un equipazo, con clase, estilo y poderío, Osasuna le jugó de tú a tú durante la primera parte. Los rojillos rentabilizaron sus opciones durante media hora, hasta lograr una doble ocasión clarísima a la que siguió el gol bético, en el que no merece culpabilizar a nadie sino aplaudir a Borja Iglesias. Ahí entró el equipo de Arrasate en un bajón anímico y táctico del que no salió hasta media hora después con las sustituciones, con las que quemó naves y, en superioridad numérica, puso al Betis contra las cuerdas.

Partido bonito, intenso, vertical, con velocidad, alternativas y posibilidades para todos. Efectivamente, tras el gol, el Betis pudo golear apoyado en la mayor calidad de su plantel, pero la grandeza del fútbol es que hay oportunidades para todos, sobre todo si luchas por encontrarlas. Que Osasuna no alcanzara un empate deja un feo regustillo; sin embargo, hay que valorar que tuviera al Betis pidiendo la hora en un estadio como el Villamarín a tope de ánimo y presión. La expedición rojilla puede volver a casa con la cabeza alta.

Arrasate planteó un partido de contención, con cuatro defensas que podían ser cinco, ya que en la banda derecha jugaban dos laterales (así estrenó titularidad Nacho Vidal). Además, alineó a un solo punta, el correcaminos Chimy, novedad táctica al dejar a Budimir en el banquillo. A todos ellos les dio la única consigna de ocupar y cubrir espacios atrás, y presionar arriba sin descanso, único modo de incomodar a los jugones verdiblancos y sorprenderles en alguna acción, que de hecho las hubo.  El planteamiento, frecuente en el técnico rojillo, se vino abajo en el zapatazo de Borja Iglesias.

Con el marcador en contra hubo bajón anímico y, sobre todo, táctico. Dio la impresión que los jugadores dejaran de creer en sus opciones, afloraron las carencias del equipo, principalmente las de jugar sin extremos (Moi no tuvo su día) y sin una referencia clara arriba. El entrenador cambió la dinámica con las sustituciones (quizás un poco tardías), sobre todo poniendo dos puntas (Budimir y Quique), y a continuación dos extremos, ahora sí, tras la expulsión de Pezzella. El partido volvió a ser otro, ahora con Osasuna dominador y el Betis aguantando.

Durante los veinte minutos finales, el juego casi resultó un monólogo con los rojillos en el área rival. La pena es que Osasuna no encontró otras soluciones que colgar balones, además de perder velocidad en las transiciones. Estuvo inspirado Kike Barja en la izquierda, pero Rubén García a pie cambiado no dio su mejor versión en la derecha. Echamos ahí en falta a Roberto Torres, y también al sustituido Chimy para dejar espacios a Budimir y principalmente desatascar entre líneas y así también facilitar segundas jugadas que apenas hubo.

En cualquier caso, Osasuna dejó una buena imagen en el Benito Villamarín. Esto no suma puntos, pero ayuda a lograrlos en el futuro. Además, con las diferentes fases del juego, las posibilidades abiertas, los cinco cambios consumados, etc. el entrenador pudo anotar infinidad de datos y detalles para los próximos partidos. La idea es que Osasuna siempre luche por algo para mantener en tensión a su afición en una temporada que, en caso contrario, puede hacerse muy larga.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Betis - Osasuna| No pasa nada, aunque pasó mucho