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Opinión / EntreArtes

Al calor de la candela

Por Juan Pedro Cano

Cambiamos el guarismo y entramos de lleno en 2016, un año que ni mucho menos será de transición para el mundo del toro atendiendo a los cambios que tanto desde dentro como desde fuera parece que se irán sucediendo a lo largo de la temporada.

El invierno es época de jornadas de campo, días de tientas y herraderos que suelen terminar en animada tertulia al amparo del calor de la chimenea mientras se repasa la actualidad taurina, y a su vez, se “arregla el mundo” como suele decirse en este tipo de conversaciones. Tertulias improvisadas donde se juntan contertulios, sin cita previa, de diferentes ámbitos del mundo del toro.

Uno de los temas recurrentes estos días está siendo la Fundación Toro de Lidia que ya dio sus primeros pasos públicos y con ello generó las primeras reacciones. La opinión es unánime, tan necesario un organismo de este tipo como el poco recorrido que puede tener. Cremades & Calvo-Sotelo Abogados, ha diseñado una hoja de ruta de acciones jurídicas en defensa de la tauromaquia y habrá que esperar su puesta en práctica mientras vemos como los movimientos antitaurinos siguen siendo contundentes precisamente en eso, en la práctica.

Vio la luz también estos días el spot de promoción de la Fundación y las opiniones críticas que produce van en una misma dirección. Por un lado desde los aficionados al toro en la calle, que ven como no hay referencia alguna siendo un factor clave en la tauromaquia. Y por otro, el propio spot, donde no se aporta nada nuevo y su difusión queda reducida al mundo interno del toro. La estrategia debe de ser otra, el discurso vale, aunque hay que sumarle valor añadido y la difusión debe de tener otro público objetivo y por ello el propio spot deber tener otro enfoque en su producción y realización.

Mientras tanto Madrid, a través de su Ayuntamiento, sigue sumando ridículos en acciones muy estudiadas que dejan poco al azar para conseguir sus fines. Es el caso de la pasada cabalgata de los Reyes Magos que tuvo dos claras premisas; descristianizar el acto en sí y dejar clara esa postura animalista tan equivocada como aberrante pero que llevan interiorizada en sus ideales podemitas. Si se han atrevido a jugar con la ilusión de los niños, imaginaros lo que serán capaces de hacer con los aficionados a los toros que ya sabemos las etiquetas que nos ponen.

Y en esa línea animalista el consistorio capitalino tiene previsto que no se permita ni se extiendan licencias de actividad para el desarrollo de espectáculos donde se utilicen animales. Dejan claro que esta medida no incluye la corridas de toros, pero no lo hacen por convicción, sino porque la actividad de la plaza de toros de Las Ventas no depende de ellos, sino de la Comunidad de Madrid. Mientras tanto, otras localidades próximas a la capital estudian llevar la propuesta en sus municipios: Fuenlabrada, Pinto, Colmenarejo, Paracuellos del Jarama y Rivas Vaciamadrid son algunos ejemplos. En estos casos los festejos taurinos si dependen de ellos, veremos lo que termina pasando.

Desgraciadamente las acciones antitaurinas no tienen un foco central sino que se extienden por toda la piel de toro que es España. Hace tan solo unos días la alarma saltaba en Bilbao con Bildu y su idea de hacer un espacio multiusos en Vistalegre y que las corridas sean excluidas del coso. Una noticia digna de un 28 de diciembre hace unos años, pero que hoy en día nada tiene de inocentada. Ese es el alarmante panorama y el futuro que algunos partidos políticos, al margen de la ley, quieren para la tauromaquia.

Entre unas cosas y otras las tertulias a pie de chimenea en el campo están siendo más que animadas, y más allá de “arreglar el mundo” también hay tiempo para brindis, como el que yo mismo hice el otro día, y que nos llenan el alma: «Señores, uno de enero. Primer peldaño de la escalera, ya falta menos».


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