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Opinión / EntreArtes

La Feria del Toro por el retrovisor

Por Juan Pedro Cano

Marchar de Pamplona un 15 de julio es una huida para alejarse de la tristeza que cada año produce el “Pobre de mí”

Bullfighter Juan Jose Padilla during a bullfight at the San Fermin Festival in Pamplona, northern Spain.
La plaza de toros de Pamplona celebra la salida a hombros de los toreros Roca Rey y Juan José Padilla en la corrida del 13 de julio. AP PHOTO / ÁLVARO BARRIENTOS

Pasan los kilómetros y cada vez que miras por el espejo retrovisor la vieja Iruña queda más lejos. Atrás quedan muchos días de fiestas y de feria que son ya recuerdos almacenados en la memoria para el resto del año. A toro pasado cada tarde nos deja un apunte que suman una radiografía en positivo de lo que fue el serial sanferminero.

El día 5 debutó la ganadería de Pincha con una novillada donde destacó el juego del lidiado en segundo lugar. El primero no tuvo mala condición pero le faltó empuje. Cuarto y quinto tuvieron movilidad y fueron manejables, mientras que los otros dos fueron de peor condición. Entre la terna destacó precisamente con el peor lote Francisco Manuel, con una actuación entonada en su conjunto más allá de la puerta grande.

La corrida de rejones del día 6 de El Capea fue desigual tanto en presencia como en juego. Del soso lidiado en cuarto lugar a la vuelta al ruedo del segundo es un ejemplo de ello. Los tres rejoneadores salieron a hombros aunque la tarde fue de Hermoso de Mendoza que marcó la diferencia.

El día del patrón se lidió una corrida de El Puerto de San Lorenzo bien presentada en general, el cuarto en orden de lidia de nombre Cuba, herrado con el número 158 por Paco Ureña es el ganador del Trofeo Carriquiri. Fue un toro extraordinario con mucho ritmo en sus embestidas, enclasado y noble. El segundo tuvo buena condición aunque a menos, el resto del encierro fue deslucido. Ureña estuvo bien con Cuba pero le faltó apretar para que la faena tuviera mayor rotundidad. Por su parte, Román con el otro toro que se dejó en la corrida no llegó a entenderse como la ocasión merecía.

Destacaron los dos primeros en la corrida de José Escolar lidiada el día 8 que fue tan dura como exigente. La tarde fue para el debutante Emilio de Justo que dejó un muy buen sabor de boca con su actuación serena y firme. Plantas asentadas, temple en los engaños, bien colocado y rematando atrás los muletazos. El extremeño se cerró con la espada la puerta grande pero su carrera sale reforzada de Pamplona.

Una de las ganaderías más esperadas en Pamplona se anunció el día 9, Cebada Gago. Encierro muy astifino, con movilidad, bajos de casta y con una inusual nobleza. Debutó en la Feria del Toro Octavio Chacón que aprovechó la ocasión abriendo la puerta grande. Tarde seria y capaz del gaditano que supo acoplarse a cada uno de sus toros para asegurar su repetición en 2019.

El mal juego de los toros de Ricardo Gallardo condicionó la tarde del día 10. Dentro del mal conjunto pudimos ver una buena actuación de Miguel Ángel Perera con el segundo de su lote. Un toro que arreó con genio pero que tuvo transmisión por esa violencia sin ritmo en sus embestidas. El extremeño puso mando con su muleta para ganar la partida al de Fuente Ymbro. Las poderosas tandas con la mano diestra quedaron sin premio por la espada.

Desigualmente presentada y deslucida en su conjunto fue la corrida de Núñez del Cuvillo que se lidió el día 11. Antonio Ferrera dejó una actuación con su sello personal hasta donde pudo por la condición de sus oponentes, mientras que Roca Rey abrió la puerta grande en la primera de sus dos actuaciones.

La corrida de Victoriano del Río el día 12 sacó geniecito y fue muy exigente para estar delante. La tarde fue para Pepín Liria que volvía a Pamplona en esta temporada especial que ha vuelto a los ruedos para celebrar sus 25 años de alternativa. La lección de raza y pundonor con el segundo de su lote queda para el recuerdo del aficionado y de quien quiera ser torero. Vaya tomates que tiene el murciano.

El 13 fue la tarde de muchas tardes. Jandilla lidió un encierro extraordinario, con el que se ha hecho con el Trofeo Feria del Toro, y además Padilla se despedía de su plaza. No se recuerda un ambiente de tal intensidad en la plaza, emoción a flor de piel y una salida a hombros multitudinaria. Roca Rey también salió a hombros en esa velocidad de crucero que tiene con el triunfo en Pamplona.

Cerró feria el 14 una fea y desigual corrida de Miura que no dio opciones a la terna. Mal sabor de boca para terminar como agridulce deja el ciclo en su conjunto. Con todo ello la plaza registró un lleno tras lleno cada tarde. Cuando algo funciona conviene no cambiarlo, aunque bueno es estar alerta con las cosas menos positivas y que son evidentes. Un año por delante, ya falta menos…


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