• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Ha trabajado en los principales medios de comunicación del país, desde Cadena SER o Cadena Cope, así como Telecinco, Canal Sur o Agencia OTR/Europa Press entre otros.

Noticias del corazón de Europa

Por Julia Navarro

En las cancillerías europeas más de uno ha suspirado con alivio ante el resultado de las elecciones presidenciales austriacas. Y no es para menos. ¡Qué alivio! Sí, qué alivio que los ciudadanos austriacos hayan optado por elegir como presidente a Alexander Van der Beller del partido Verde. Producía vértigo pensar que en vez de Van der Beller un populista xenófobo como Norbert Hofer podía hacerse con la presidencia de Austria.

Sin embargo el resultado indica que la sociedad austriaca está dividida ya que, aunque Van Der Beller ha obtenido el 53% de los votos, el populista Hofer ha contado con el 46% de los sufragios, una cifra nada desdeñable y que no puede ser ignorada a la hora de analizar el estado de opinión de los austriacos.

Así pues más allá de respirar aliviados me parece a mí que en el seno de la Unión Europea se debe de abrir cuanto antes una reflexión sobre por qué los fantasmas del populismo y la xenofobia están recorriendo Europa.

Hay muchas respuestas, claro. Entre ellas, la crisis económica y el miedo a los inmigrantes. Y es que la UE no ha sabido gestionar adecuadamente el acogimiento a esas miles de personas desesperadas que huyendo de la guerra en Siria, y de la miseria en sus países de origen, llegan a Europa en busca de una vida mejor.

Resulta vergonzoso que todos estos miles de inmigrantes malvivan en campos de refugiados porque los gobiernos europeos se niegan a acogerles. Unos lo dicen abiertamente como los presidentes de Hungría y Polonia, otros hacen discursos hipócritas pero tampoco les acogen. España es una muestra de esto último.

De manera que si queremos poner freno al populismo rampante que empieza a cabalgar por Europa, es necesario arbitrar medidas para que el acogimiento de los inmigrantes sea un éxito y eso solo se puede lograr con generosidad y medios suficientes para facilitar su integración.

Hay otras elecciones en el horizonte europeo, las de Francia sin ir más lejos, donde Marine Le Pen tiene más que posibilidades de dar un buen susto si es que aciertan las encuestas. Estremece pensar que Francia pueda quedar en manos de Marine Le Pen no solo por lo que eso supondría para los franceses sino para la UE. También están en el horizonte las elecciones holandesas donde no podemos ignorar el auge del populismo de derechas. Eso sin olvidar la tibieza respecto a los valores de la UE por parte de los antiguos países del Este que ahora forman parte de la Unión.

En fin, que a pesar de que hemos respirado aliviados porque los austriacos hayan dado la victoria a Van der Beller, la realidad es que corren malos tiempos para el proyecto europeo porque por Europa cabalga el fantasma del populismo y algo habrá que hacer para remediarlo. Me pregunto a qué esperan los burócratas de Bruselas.


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