• miércoles, 12 de febrero de 2025
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Opinión / Tribuna

¿Hasta cuándo abusarás, María Victoria, de nuestra paciencia?

Por Manuel Sarobe Oyarzun

"Sorprende que un Gobierno tan interesado en promocionar nuestra comunidad con el lanzamiento de Marca Navarra pinche tan clamorosamente en un asunto como este".

María Chivite durante la grabación del mensaje de fin de año. GOBIERNO DE NAVARRA
María Chivite durante la grabación del mensaje de fin de año. GOBIERNO DE NAVARRA

Confieso que nunca he seguido el mensaje navideño del rey. En mi adolescencia prefería ir de potes por el casco viejo pamplonés, y ahora estoy pendiente de la sopa de cebolla con la que obsequio a la familia. Al discurso real se han sumado otros diecisiete, tantos como presidentes autonómicos felicitando el nuevo año a sus conciudadanos. Aunque estos me atraen todavía menos, acabo de verlos todos, picado por la curiosidad, tras saber que nuestra mandamás ha protagonizado el más breve de ellos; apenas dos minutos y once efímeros segundos, lo que vienen a durar últimamente los encierros sanfermineros, frente a una media de ocho minutos.

Muchos dirigentes, sabedores de la difusión de su alocución, aprovechan la ocasión para promocionar su terruño. Adrián Barbón se persona en el Museo de la Sidra celebrando así que la Unesco ha declarado la cultura sidrera asturiana Patrimonio de la Humanidad. El gallego Rueda habla desde el claustro plateresco y la Biblioteca América del Pazo de Fonseca. El aragonés Azcón visita Sallent de Gállego y la estación de esquí de Formigal, en un guiño al deporte blanco, que representa el 7% de su PIB. La balear Prohens, que recuerda a una peripuesta presentadora dando las puntuaciones de Eurovisión, discursea con nocturnidad dejando ver a sus espaldas la acrópolis ibicenca de Dalt Vila, también Patrimonio de la Humanidad. Alfonso Fernández Mañueco nos acoge en la imponente Catedral de León, primer monumento histórico de España, y el riojano Capellán platica desde el valle de Ocón.

Otros mandatarios eligen sus escenarios por su especial significación. La presidenta de Extremadura acude al Centro de Emergencias del 112; el andaluz Bonilla al puerto de la Bahía de Algeciras -“el mayor de España”, dice ufano-, mientras que Ayuso opta por el icónico Hospital Zendal y el canario Clavijo por el Parque Tecnológico de Fuerteventura.

Quienes disertan desde las sedes de sus gobiernos escogen cuidadosamente el encuadre. García Page posa al lado de una imponente chimenea con el fuego crepitante cuya repisa alberga un bonito belén policromado sobre ramitas de abeto, en una estancia con estudiada iluminación que se completa con un árbol de Navidad y coloridas flores. Salvador Illa comparece desde la galería gótica del Palau de la Generalitat, elegantemente decorada, y el murciano López Miras hace lo propio desde el Palacio de San Esteban.

Nuestra María Victoria Chivite protagoniza un vídeo muy básico. Una sola cámara fija graba un plano medio corto frontal de la presidenta, posicionada en la esquina de una habitación sin más ornamentación que una deslucida flor de Pascua y un pedacito de lo que parece ser un cuadro de Pedro Salaberri. No hay música de fondo ni adornos navideños, banderas u otros símbolos que realcen la escena, exceptuado el minúsculo pin del escudo de Navarra que luce en la solapa. Estamos ante un vídeo casero que haría palidecer a cualquier becario de artes audiovisuales. Si se molestan en visionar los restantes discursos autonómicos comprobarán que es, de largo, el más pobre de todos ellos. Sorprende que un Gobierno tan interesado en promocionar nuestra comunidad con el lanzamiento de Marca Navarra pinche tan clamorosamente en un asunto como este.

Me pregunto si siempre hemos sido tan inanes. Compruebo, para mi sorpresa, que el año pasado Chivite posó flanqueada por las banderas de Navarra, España y Europa. Hasta la Euphorbia pulcherrima era más frondosa. Viendo la involución concluyo que el último mensaje presidencial es una metáfora de la decadencia del Viejo Reyno que flota en el ambiente. Supongo que la desaparición de la simbología propia, que se suma a la desangelada celebración del último Día de Navarra, es la enésima cesión a los tóxicos bildutarras, que nos prefieren diluidos en Euskadi. A menos, claro está, que la mandataria socialista también se avergüence de ser navarra, española y europea, que todo puede ser. ¿Hasta cuándo abusarás, María Victoria, de nuestra paciencia?, podríamos inquirir a quien nos gobierna sometida a Ferraz parafraseando la Primera Catilinaria de Cicerón...

Algunos argumentarán que lo importante no es la forma, sino el fondo. Aquí también fallamos. Mientras que la mayoría de las autonomías, sobre todo Aragón, con sus multimillonarias inversiones, alardean del empuje de sus empresas, Chivite busca consolar a los trabajadores de BSH. Otras se felicitan por la excelencia de sus servicios públicos, como Castilla y León en Educación, y las hay que presumen de bajar impuestos, como Prohens, que sentencia que donde mejor está el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos.

Los gobernantes de Galicia y Asturias, tierras de emigrantes, recuerdan a sus expatriados. Me pregunto si no estaremos aquí a un paso de ello, habida cuenta de que la capital de nuestros jóvenes más talentosos es ya Madrid.

La mayoría de los dirigentes -entre los que no está Chivite-, compartiendo un sentimiento de pertenencia a una nación común, se acuerdan de los afectados por la DANA. Jorge Azcón ha ido más lejos, concediendo la Medalla de Oro de Aragón al operativo maño que ayudó a los damnificados por las inundaciones en Catarroja.

Un último apunte; Prohens habla en mallorquín, Rueda en gallego, Barbón, Illa y Mazón combinan bable, catalán y valenciano con el castellano. ¿Y Pradales y Chivite, tan cansos con el euskera? Pues el primero apenas pronuncia en vascuence nueve de las 914 palabras de su discurso, y nuestra probatasuna cirbonera llega a cuatro. No sé si reír o llorar.

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