Las vacas de la ganadería Manolo Merino, de Marcilla, han cubierto el recorrido en un minuto y diez segundos.
Llevaban un año esperando para presenciar uno de los encierros más vistosos y emocionantes del panorama de fiestas patronales en la Comunidad foral. Pero los festejos ya han comenzado en Falces, en honor a la Virgen de la Nieva, y con ellos sus tradicionales encierros del Pilón.
La primera de estas carreras ha transcurrido velocísima esta mañana de domingo, ya que las diez vacas de la ganadería Manolo Merino, de Marcilla, han completado el recorrido, en la vertiginosa bajada entre la pared del monte y el barranco, en un tiempo de un minuto y diez segundos.
Pese a la intensidad con la que han bajado los animales, no ha habido que lamentar heridos de gravedad. Tan solo un mozo ha tenido que ser atendido en un brazo por una caída mientras corría por la cuesta de la parte final.
Ha sido una carrera muy limpia y con menos personas de las que suelen acudir a partir del día 14 de agosto, cuando se celebran también los encierros en la cercana localidad de Tafalla.
Sin embargo, y a pesar de esta menor afluencia, las asistencias sanitarias han cubierto todo el recorrido para poder ayudar a cualquier corredor o espectador que sufriera algún percance, ya que en el Pilón no solo tienen riesgo los mozos que preceden a las vacas, sino que cualquier persona que trepa por el monte puede resbalarse o incluso ver cómo algunos de los animales se salen del recorrido fijado.
Una decena de miembros del personal sanitario de DYA (de las bases de Olite, Peralta y Pamplona) acude a Falces todos los días del encierro, junto con dos ambulancias, para ocupar los tres puestos establecidos: un burladero al comienzo, otro en la parte baja y un emplazamiento final, que es donde ha sido atendido esta mañana el mozo citado anteriormente.
Las carreras ante las vacas y la emoción continuarán este lunes, en el que bajarán por la cuesta del Pilón los animales de la ganadería Teodoro Vergara, perteneciente al mismo municipio.
