Era uno de los encierros del Pilón más esperados de las fiestas de Falces. Las vacas de la ganadería local de Teodoro Vergara son una de las preferidas de la afición a este tipo de encierros; y no han defraudado.
Las vacas han hecho una bajada peligrosísima, con un ejemplar colorado que ha marcado el paso de la manada desde la salida de corrales y que, desde el primer contacto con mozos y espectadores, ha fijado su mirada en todo lo que pasaba a su alrededor, cabeceando e incluso embistiendo.
Nada más llegar a la fuente de los Pajaricos, esta misma res ha hecho ademán de embestir a la derecha, lo que ha forzado a todo el grupo a frenar su marcha. Ese ha sido el punto de inflexión del encierro, porque el animal, acto seguido, se ha salido de la trazada y, tras embestir a un mozo, ha saltado al barranco.
Por fortuna, y tras propinar un tremendo topetazo a otro mozo apostado en la ladera, ha decidido volver al recorrido, en lugar de seguir monte abajo campo a través, lo que hubiera provocado, sin duda, la necesidad de rescatarla.
Entretanto, sus hermanas han seguido el recorrido generando peligro. Al llegar a la curva de la cuesta, la vaca negra que ha tomado el relevo en la cabeza del grupo ha trompicado a dos mozos habituales, mientras que el resto le han pasado por encima.
Asimismo, la vaca que se salió del recorrido, se ha unido al grupo a una velocidad endiablada y estiradas, en fila de a una, han hecho entrada en las calles de la localidad a toda velocidad, sin más incidentes, llegando a corrales en un tiempo de 1 minuto y 20 segundos.
