• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:23

Opinión / osasuNAvarra

Descanse en paz Juan Pascual, lo merece

Por José Mª Esparza

El ex vicepresidente de Osasuna pagó, como vulgarmente se dice, y bien caro, de justo por pecadores. Esto podría ser comprensible, nunca justificable, en un mundo donde impere la Justicia, con mayúscula. Al Club le toca ahora ser justo con la viuda, su familia, y con la memoria de uno de sus hombres más leales en conciencia, y que nunca hurtó un euro.

El exdirectivo de Osasuna, Juan Pascual Leache. NAVARRA.COM
El exdirectivo de Osasuna, Juan Pascual Leache. NAVARRA.COM

Juan Antonio Pascual Leache, directivo del Club Atlético Osasuna durante la legislatura de Patxi Izco, falleció el pasado lunes 23 de agosto en Pamplona a los 85 años de edad. El funeral tendrá  este miércoles 24 en la parroquia La Paz de Pamplona. En las siguientes líneas, José Mª Esparza recuerda a "uno de los hombre más leales en conciencia" en la historia del club rojillo.

Hay ocasiones en las que el periodista, en este caso el que suscribe, queda con la conciencia en estado de shock. Ésta es una. Tan absurdo resulta que un ‘comunicador’ crea que está en poder de la infalibilidad como, por el contrario, no admitir o asumir las críticas merecidas dentro de la educación y el respeto. En fin, es la introducción que me asalta de los recuerdos que me acongojan en este momento, cuando me entero de que se nos ha ido Juan Pascual Leache, seguro que al cielo. No porque sí, como gratuitamente suele decirse, sino porque hizo suficientes méritos para estar bien alto, como atestigua el Magnificat de su sepelio final.

Pascualín’ fue una persona entrañable, muy querida a través de la relación que tuvimos antes, desde su pertenencia a la junta económica donde le conocí; durante su vicepresidencia, donde jamás me dio un solo dato, por pequeño que fuera, lo aseguro; y después de dejar Osasuna, cuando hemos hablado en varias ocasiones, la última prácticamente una mañana entera que sonó a despedida. Nos levantó de la silla doña Concha, que si no aún seguimos allí.

Decía que tengo dolor de conciencia, y es verdad. A Juan Pascual le tocó vivir el momento más alto de la historia de Osasuna, la final de Copa, y el más bajo con el caso judicial que a punto estuvo de acabar con el club en los infiernos. Unos y otros los he vivido cerca de él. Y puedo asegurar y aseguro que ambos los vivió en segundo plano, desde afuera, sin ponerse medallas en el Manzanares o enterarse después. Le gustó ser vicepresidente, pero nunca ejercer, ni en las maduras ni en las más duras, confiado e ingenuo de que las cosas se hacían como era debido.

Me tocó avisarle de la enésima mordida que algunos de la junta directiva última estaban dispuestos a dar por unas primas a terceros inexistentes. Su respuesta, tan encendida como enérgica, no podía ser otra. “Cómo es posible, ¡si perdimos!”, respondió. Siempre vivió en el limbo de los justos en un mundo de sabuesos, tanto en la primera junta directiva en que participó, como en la segunda, en la que nunca debió continuar. El problema es que jamás pensó ni siquiera de lejos que pudiera estallarle en las narices algo semejante.

Juan Pascual siempre fue muy recto. Pasaba las minutas de los ‘Marcas’ que necesitaba para estar puesto al día, pero nada más. Siempre he dicho en público y en privado, y me he ofrecido a testificar judicialmente, que ‘Pascualín’ nunca se llevó un euro de Osasuna. Era feliz estando en el club de sus amores, y de vicepresidente. Nada más, como tantos navarros aspirarían a lo mismo. Más aún, cuando deportivamente venían mal dadas, ejercía de mediador. Entonces llamaba personalmente para implicarte, arrimar el hombro, y no entendía una negativa.

La mala conciencia en el adiós a Juan Pascual Leache viene del ‘Caso Osasuna’. A todos se les metió en el mismo saco, yo también. Sin mirar a individualidades, a los casos singulares. No culpo a los jueces, ni a los periodistas. Es muy difícil, y más sin el sumario en mano, discernir públicamente la culpabilidad de unos y otros. Pero me culpo a mí. Siempre tuve claro y defendí en público su desconocimiento, pero no por escrito. Siempre es difícil demostrar por qué a él sí y a mí no. Solo el gran Pedro Lanas, el inefable ‘Perolo’, dio entonces un paso al frente por el amigo ‘Pascualín’. Lo tenía claro.

Lo tuvo claro él, como lo tenía yo, pero me callé. A Juan Pascual le ‘pillaron’ por firmar un cheque de 300.000 euros que le metieron deliberadamente entre un montón de papeles, que firmó mecánicamente. Por supuesto que ni un euro de ese dinero fue su bolsillo, sino al de quien aseguraba su cobro. Mala gestión, de acuerdo, pero no hablamos de un chorizo sino de un hombre bueno. Ingenuo si se quiere, pero recto.

Ahora a la viuda, le quieren quitar el piso embargado. Legalmente puede ser posible, no lo sé ni me importa. Pero sería la enésima injusticia con este hombre de bien a quien todo este cúmulo de despropósitos le aceleró el cáncer mortal. En Juan Pascual encontramos un hombre de paz, de bien, que siempre medió en las disputas por su Club. Un osasunista de corazón, recto. Merece un minuto de silencio y un descanso en paz. Así sea.


  • Los comentarios que falten el respeto y que no se ciñan al tema de la noticia, podrán ser eliminados.
  • Cada usuario será el único responsable de sus comentarios.
Descanse en paz Juan Pascual, lo merece