- viernes, 06 de diciembre de 2024
- Actualizado 17:39
Como si fuera una borrasca, ya ha pasado, en Alsasua, el día del odio hacia lo español, hacia nuestra GC y F.C.S.
Si fuera un solo día, sería pasable, incluso casi folclórico, si no fuera porque es dramático.
El drama surge cuando se analizan las causas del odio de unos imberbes, legañosos, analfabetos, aprendices de delincuentes y que están a gusto dentro de la manada, revolcándose en la mierda del rebaño... ¿Quiénes son los responsables de ese odio, sin sentido? ¿Causas? , seguro que múltiples.
Creo que son preguntas obvias y fáciles de responder.
En este macabro escenario se unen la comparsa de figurantes miedosos y cobardes, políticos inmorales, gobiernos traidores e, incluso, jueces complacientes.
Para hacerse una idea donde está ubicado la Casa Cuartel, decir que está en el extrarradio, aislado, perdido en la soledad del monte. Su contorno da la imagen de una fortaleza, muros altos, alambradas, cámaras de seguridad, etc. , su interior es, como en las que he tenido la suerte de vivir, un verdadero hogar, compartido por familias que están unidas ante la adversidad.
Esa soledad y tristeza es la que deben sufrir esos guardias civiles, mujeres e hijos, abandonados a su suerte, rechazados y odiados por parte de la población, traicionados por los que deberían apoyarles.
¡Cuánto desasosiego, ansiedad, deben sufrir estas personas!, que no pueden integrarse, que no pueden socializar, por ser considerados chacurras y maketos, en definitiva, por ser españoles.
Sólo un valor que gran parte del pueblo desconoce, Disciplina, es la que evita y ha evitado que los españoles vivamos en paz. El honor y sacrificio, llevado a sus últimas consecuencias, por amor a España, garantiza que esa gentuza que los acosan, españoles malnacidos, vivan en paz.
Solo un deseo, espero que los españoles no olvidemos a esos niños, mujeres y hombres que no merecen ese trato indigno y degradante.
No podemos dejarlos abandonados, necesitan de nuestro cariño.
Un fuerte abrazo para esas familias.
Carta enviada por Emilio Jiménez, presidente de Vox Navarra.