Carta al director enviada por Félix Chueca Guindulain, presidente de la Comunidad General de Regantes del Canal de Navarra.

Quienes vivimos del campo y creemos en el valor del sector primario para garantizar un futuro sostenible aplaudimos que se avance para acometer la segunda fase del Canal de Navarra, que llevará el agua de Itoiz desde Pitillas a la Ribera. Supondrá el broche a una obra que refleja un magnífico ejercicio de solidaridad territorial.
Precisamente por el carácter estratégico de una infraestructura que costará 800 millones de euros, consideramos imprescindible que el plan para financiarla se apoye en el rigor de los datos, la responsabilidad pública, el diálogo con las partes implicadas y la transparencia.
Recordemos que la mitad del Canal se financia con las cuotas de los usuarios: los hogares, las industrias y los regantes, tanto los actuales como los futuros. La mitad restante la asumen el Estado y el Gobierno de Navarra en una proporción del 60% y 40%, respectivamente, a través de la empresa pública Canasa. Todo el mantenimiento del canal lo pagan íntegramente los usuarios.
A pesar de que los regantes vamos a costear más del 25% de la obra y más del 50% de su mantenimiento, a las comunidades de la primera fase y de su ampliación, que agrupan a más de 6.000 agricultores, no se nos involucra en las decisiones ni se nos escucha lo suficiente cuando tratamos de hacer propuestas sobre un asunto que afecta a la viabilidad futura de nuestras explotaciones y de Canasa.
Llevamos más de 10 años solicitando a Canasa un estudio económico financiero realista del Canal, necesario para fijar las tarifas que pagarán los usuarios, iniciar la licitación de la segunda fase y determinar la financiación necesaria para su construcción. Resulta incomprensible que, después de más de 17 años, aún no sepamos qué canon anual pagaremos a Canasa en el futuro.
Este estudio económico financiero lo debe hacer Canasa, pero el Gobierno de Navarra tuvo que tomar la iniciativa y en la primavera de 2024 desarrolló una herramienta informática para la confección del estudio y de las tarifas que deben abonar los usuarios. Apenas hemos sido invitados al proceso de elaboración de este estudio, que desoye tanto el último convenio firmado entre el Estado y Canasa como los criterios que utilizan las confederaciones hidrográficas para el pago de obras similares.
Este estudio económico financiero elaborado por el Gobierno foral ya ha sido entregado a Canasa para su aprobación. Los regantes hemos manifestado al Ejecutivo que no compartimos los parámetros que se han utilizado: ni los criterios del reparto del coste entre abastecimientos (hogares e industrias) y riego, ni las superficies que se van a poner en riego, ni el momento en que se prevé la conexión de los nuevos sectores de riego y de los abastecimientos.
También se nos ha ninguneado en la reciente visita de representantes del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para conocer la situación actual y futura del Canal y su zona regable. Y ello pese a que el préstamo de unos 200 millones que Canasa prevé solicitar para la construcción de la segunda fase lo pagaremos con las cuotas los abastecimientos y los regantes de la primera fase, los de la ampliación y los de la segunda fase.
Además de los cánones anuales, nos preocupa que ni el Gobierno, ni sus empresas públicas, ni algunos partidos políticos tengan en cuenta que Itoiz no va a ser capaz de regular el agua que se estimaba en el proyecto inicial del embalse, dado que el cambio climático provocará menos lluvias e incrementará las necesidades de agua de los cultivos por el aumento de las temperaturas.
La previsión de inferiores precipitaciones ya la contempla la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que ha estimado 270 Hm³ de agua disponibles de Itoiz para el riego, en lugar de los 340 Hm³ previstos en 1990, es decir, un 25% menos. A valores similares ha llegado Canasa en sus informes.
Apostar con los ojos cerrados a que Itoiz siempre dispondrá de agua suficiente, los 340 Hm³ para riego, nos deja a los regantes en una situación de vulnerabilidad y precariedad que deberíamos evitar. El diseño inicial del Canal preveía regar 53.125 hectáreas. Con los estudios de la CHE de que disponemos, tomar hoy la decisión de incrementarlas podría comprometer el sistema en el futuro.
Nos exponemos a que el Canal deje de ser un elemento vertebrador y generador de riqueza para toda Navarra y se convierta en un sistema precario que proporcione insatisfacción a sus usuarios y, lo que es peor, ponga en riesgo su viabilidad.
Los regantes tenemos mucho más que decir. Ante la legitimidad que nos ampara ya hemos trasladado nuestro malestar a la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, y hemos solicitado la convocatoria de la comisión de seguimiento del Canal de Navarra para hacer bien visible nuestra posición.
Aún estamos a tiempo de asegurar que los criterios que regirán el funcionamiento del Canal de Navarra en el futuro sean justos, rigurosos y viables para Canasa y para los agricultores y agricultoras de nuestra comunidad, tanto para los actuales como para los que vengan.
Carta al director enviada por Félix Chueca Guindulain, presidente de la Comunidad General de Regantes del Canal de Navarra.