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Blog / El espejo de la historia

Guernica 1937: la internacionalización

Por Javier Aliaga

El bombardeo de Guernica del 26 de abril de 1937 tuvo una rápida repercusión en toda la prensa internacional.

Titulares de prensa extranjera que trataron la destrucción de Guernica..
Titulares de prensa extranjera que trataron la destrucción de Guernica.

La noticia del atroz bombardeo de Guernica del 26 de abril de 1937, en tan sólo dos días, dio la vuelta al mundo. Su rápida difusión se atribuye a cuatro corresponsales extranjeros –tres británicos y un belga- que cubrían la guerra del Frente Vasco: George Steer de The Times, Noel Monks de Daily Express, Christopher Holme de la agencia Reuter y Mathieu Corman de Ce Soir. Lo cuales, estando cenando en Bilbao, recibieron la noticia del incendio de Guernica, a donde se desplazaron para comprobar cómo las devastadoras llamas arrasaban la villa.

No obstante, aparte de los cuatro testigos de aquel siniestro espectáculo, hubo más implicados en la propagación de la noticia. Por un lado, Vicente Talón en “Arde Guernica” incorpora dos corresponsales a la lista: el de Regards; y un tal Watson de The Star y The Daily Herald. Por otro, el historiador Southworth identifica al corresponsal de Daily Telegraph, Martin; además afirma que hubo otros cinco extranjeros en Bilbao que enviaron cablegramas a distintos medios británicos como News Chronicle y Daily Worker.

Southworth describe que las agencias americanas Associated Press, United Press (UP) y Universal News Service tenían corresponsales en Bilbao o en la frontera de Hendaya, que dieron a conocer inmediatamente lo sucedido; los despachos de éstas sirvieron para publicar la noticia, el día 27, beneficiándose de la diferencia horaria, en el Chicago Daily News y en el Chicago Daily Tribune.

En Europa, los vespertinos británicos Evening News y Evening Standard informaron gracias al despacho de la agencia Reuter enviado por Holme, y en The Star con la crónica de Watson. En Paris, Ce Soir fue el primero, al publicar, con fecha del día siguiente –costumbre de los vespertinos parisinos-, el artículo de Corman -con el error alfabético “Quirnica”-.

Al día siguiente, Daily Express publica la crónica de Monks, mientras que el informe de Steer aparece conjuntamente en The Times y en The New York Times con el título «The tragedy of Guernica town destroyed in air attack». La información de Guernica llegada a Londres, avivó un debate en la Cámara de los Comunes; hecho que, a su vez, provocó una sucesión de noticias en la prensa mundial. En ese momento, dado que los medios británicos estaban mejor informados que los franceses, algunos de éstos como Le Matin y Le Petit Parisien, se apoyaron en sus corresponsalías londinenses.

Por la tarde Paris-Soir reprodujo la crónica de Monks; a su vez, el despacho de UP desde Hendaya se publicó en: New York Herald Tribune, Daily News, The Washington Post, La Prensa de Buenos Aires y Correio da Manhâ de Rio de Janeiro.

La agencia francesa Havas, disponía de un reportero en Bilbao, el español Fontecha, cuyo despacho se reprodujo, el 28, en varios diarios parisinos: Le Temps; L’Oeuvre -Partido radical-socialista- con el reportaje de Corman; y L’Humanité –órgano del Partido comunista francés- con el editorial de Gabriel Péri reivindicando el fin de la no-intervención, completó con información procedente de la Agence Espagne de Paris –creada por el gobierno republicano-. El boletín de esta agencia también fue utilizado por Le Populaire y Le Petit Journal.

El día 29, el artículo de Steer se reprodujo total, o parcialmente, en diversos medios, como en L’Humanité, la Croix y L’Aube. Uno de los grandes propagadores de la noticia fue Alberto Onaindía canónigo de la catedral de Valladolid, testigo del bombardeo, militante del PNV y amigo personal del lehendakari Aguirre; siguiendo las instrucciones de éste, viajó a Francia donde concedió múltiples entrevistas, cuyo testimonio fue reproducido internacionalmente.

En la masiva manifestación del 1 de mayo de Paris, fiesta reivindicativa de la causa obrera, a las proclamas habituales (contra el encarecimiento y el fascismo, la jubilación…) se añadió una en apoyo a la España republicana y de repulsa por el bombardeo de Guernica. Días más tarde, en el tristemente célebre velódromo de "Vél d’Hiv” se celebraron dos mítines en favor de España con especial atención a los bombardeos de Vizcaya: uno el 12 de mayo, convocado por organizaciones pacifistas; y otro, el 14, organizado por el partido comunista.

Este resumen pone de manifiesto que la actuación de los cuatro corresponsales mencionados fue muy importante en la difusión de la noticia; ahora bien, la prensa mundial utilizó todas las fuentes disponibles. Por ello, otorgar el mérito a uno de ellos es una injusticia con el resto de informadores. Desafortunadamente es lo que ha hecho ciertos escritores: convertir a Steer en el único artífice de la propagación de la noticia. A ello se sumó el nacionalismo vasco, según el histórico Manuel Irujo: «Steer es el mejor defensor del nombre vasco» y «es la primera voz que sonó en el mundo exterior, para denunciar el embuste de la destrucción de Gernika por los rojos».

¿Pero quién era George L. Steer? Nació en Sudáfrica, estudió en Oxford. Como corresponsal de The Times estuvo en la guerra de Abisinia en 1935. Siguió el comienzo de la guerra española en la frontera de Hendaya. Tras ser expulsado de la zona rebelde, se trasladó a Bilbao donde hizo buenas migas con el lehendakari Aguirre. Tras la caída del Frente del Norte, se tomó unos meses sabáticos para escribir el libro “The Tree of Gernika: A field study of modern war”. Murió en la II Guerra Mundial en Birmania en 1944, ya no como periodista, sino como militar con el grado de teniente coronel; llevaba el reloj que Aguirre le había regalado con la dedicatoria “A Steer de Euzkadi”.

Monumento a Steer en Guernica y portada del libro “El Árbol de Gernika” con el prólogo de Preston y el artículo de Steer manipulado. ARCHIVO

La edición castellana de “El Árbol de Gernika” de la editorial Txalaparta (Tafalla 2002), en su prólogo, Paul Preston afirma que es «uno de los diez libros más importantes sobre la guerra civil española», y citando a Shouthworth, estima que el artículo de Steer del 28/04/1937 es el más importante de la guerra civil.

Para mí la credibilidad del hispanista queda en entredicho, pues el prólogo reproduce el famoso artículo mutilado, donde ha desaparecido un párrafo molesto para el nacionalismo: «Aquí [en Guernica] los reyes de España solían prestar juramento de fidelidad a los derechos democráticos (fueros) de Vizcaya. A cambio, recibían la promesa de lealtad como soberanos con el titulo democrático de Señor, y no Rey de Vizcaya.» Esta mutilación se puede comprobar en otros libros como en “Gernika: el bombardeo” de Imanol Villa.

La solapa del libro contiene una síntesis biográfica de Steer «periodista y agente del Servicio Británico de Inteligencia… uno de los periodistas más activos de la Segunda guerra Mundial. Para entonces, compaginaba ya su labor periodística con la de espía». Oscuro aspecto de su vida que explica algunas de sus actuaciones; su biógrafo Nicholas Rankin lo desmiente. Aunque el libro trata de la guerra en el Frente Vasco, es una obra apologética del nacionalismo vasco más aranista, donde los únicos vascos son los nacionalistas. El comienzo no deja lugar a dudas: «Los vascos, cuyo exterminio es el tema de este libro, son un pueblo religioso, buen bebedor y enemigo del juramento».

Extraigo algunas perlas: «Los vascos son trabajadores y los españoles perezosos»; «Hay pocas cosas que la paciencia del vasco no tolera, y una de ellas es la sugerencia de que es español»; «El hombre vasco es alto y de buena figura, inconsciente de su propia fuerza y belleza.»; «La raza vasca es fuerte, resistente y disciplinada por naturaleza». Denigra todas las banderas «la aborrecida enseña rojigualda», excepto la ikurriña: «la hermosa bicrucífera tricolor de los nacionalistas vascos», «una bandera de gran poder estético y de atracción» y "su hermosa bandera».

Refiriéndose a los navarros: «Guerra fratricida: así había de ser la lucha entre Gipuzkoa y Nabarra. Una guerra entre hermanos, dirigida tan afectuosamente como la disputa entre Caín y Abel. » Del contexto general de la obra se deduce quién es Caín y quién Abel.

A Steer se le atribuye haber recogido personalmente en Guernica bombas incendiarias sin explotar de origen alemán –clave en la explicación del incendio-. En mi opinión, es producto de  una incorrecta traducción de la frase «I played with three silver tubes picked up that evening in Gernika.», en la página 301: «me entretuve jugueteando con tres tubos plateados que recogí aquella noche en Gernika». Al faltar el sujeto, la correcta traducción debiera ser “recogidos aquella noche”.

El agradecimiento del PNV a Steer es inmenso, el Ayuntamiento de Bilbao le dedicó una calle y el Gobierno vasco erigió un monumento en Guernica con una placa conmemorativa, que reza así: «…informó al mundo sobre el bombardeo de Gernica.» Redacción desafortunada que  desdeña la labor del resto de colegas. Prosigue: «Su crónica histórica fue publicada en The Times y The New York Times el miércoles 28 de abril de 1937, noticia que propició que P. Picasso pintara su famoso cuadro Guernica». Afirmación muy sui géneris. El suceso pudo haber inspirado a Picasso, que residía en Paris en aquel momento, pero no consta ninguna declaración del pintor que la noticia escrita por Steer hubiese sido precisamente su fuente de inspiración.

Se pueden dar muchas interpretaciones, lo cierto es que los profesionales de la información, entre ellos Steer, dieron a conocer la verdad del bombardeo de Guernica; pero quién verdaderamente lo perpetuó fue Pablo Picasso con su mural.

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