El tiempo es una ilusión
- sábado, 14 de diciembre de 2024
- Actualizado 00:00
El tiempo es una ilusión
“Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir. Allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir. Allí los ríos caudales. Allí los otros medianos y más chicos. Allegados son iguales los que viven con sus manos y los ricos.”
Estoy convencido de que muchos de ustedes habrán reconocido los versos que Jorge Manrique escribió en el s. XV bajo el título, Coplas a la muerte de su padre.
¡Ay, amigos! El inexorable paso del tiempo, ¿verdad?
Aquel jardín con columpios en los que jugábamos de niños convertido ahora en zona de entrenamiento para bomberos o aquellas discotecas con nombre de signo del zodiaco que a día de hoy solamente alberga escombros y cenizas.
Cada vez que regreso a Navarra me sorprende cómo ha cambiado todo.
También nosotros, ¿verdad?
En el arte ocurre exactamente lo mismo.
¿Se imaginan a La Gioconda de Leonardo da Vinci con canas y treinta años más o, La joven de la perla de Johannes Vermeer con arrugas, o El caballero de la mano en el pecho de El Greco con artrosis en los dedos ?
Si estos virtuosos artistas hubiesen experimentado en la corriente de arte denominada cinética, hoy advertiríamos el ineludible paso del tiempo en Las Meninas de Velázquez o en La maja vestida de Goya o en el Autorretrato con sombrero de paja de Van Gogh o en El retrato de hombre con turbante de Van Eyck.
El arte cinético es una corriente artística en la que las obras tienen movimiento o parecen tenerlo.
Abro un pequeño paréntesis para comentarles algo que descubrí la semana pasada relacionado con el movimiento y regreso al arte cinético.
Hay una nueva aplicación, de las muchas que nacen diariamente, que transforma una imagen del pasado en movimiento. La revive. Sí, la reencarna por así escribirlo y le da vida.
Si por ejemplo dispones de un retrato de un antepasado tuyo, bien sea tu abuelo, tu madre, mi bisabuela Cecilia o, incluso, personajes célebres del pasado como mi querido Federico García Lorca o Miguel Hernández, pues si adjuntas dicha imagen a la aplicación y la vinculas a un video ya inserto en la app, provoca que la fotografía del pasado tome vida y mueva los ojos y gesticule y que tu alma se estremezca al contemplar a un familiar derramar vida en tu pantalla.
El arte cinético viene a ser algo parecido a lo que hace esta aplicación, ya que da vida al lienzo.
Hay un artista llamado Sergi Cadenas especialista en este arte.
Crea dos retratos distintos en un solo cuadro.
Sus obras cambian a medida que caminas de un lado al otro del lienzo. Lo que leen.
Si te encuentras admirando La Gioconda desde el lado izquierdo del cuadro, conforme vas caminando hacia la derecha la imagen se modifica revelando, gradualmente, el rostro de la imagen con treinta años más dando paso a una versión futura de ésta.
Cada retrato es una obra de arte independiente, pero al considerar lo que vemos entre los dos extremos, surge también una tercera pintura en la transición.
La dualidad es un tema central del arte cinético de este artista y puede ser interpretado de muchas maneras.
De lo que no cabe duda es que esta corriente artística es un recordatorio de que el tiempo pasa para todos.
¿Acaso crees que serás joven toda la vida? ¿Acaso consideras que los ancianos que ves por la calle no correteaban como lo haces tú ahora?
1476. Jorge Manrique. “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando…Cómo se pasa la vida…”
Y así es, mis queridos amig@s de Navarra.com, la vida pasa tan fugaz como cruzar de izquierda a derecha admirando un cuadro.