
- sábado, 19 de abril de 2025
- Actualizado 07:59
Si eres guapa o fea.
No importa.
Si no tienes hipoteca.
Léeme.
Tampoco importa.
Si en tu bolsillo hay aire
Y en tus calcetines, agujeros.
Me importas.
Y si tienes más agua en tus ojos
De la que hay en mi florero
O en tu corazón gotean
Mil y un lamentos.
A mí me importas.
Pues tu brillante luz es mi capa
Y tu alta nobleza, mi sombrero.
(Te diré…)
No me gustan…
Porque no me gustan
Las películas de miedo.
Una noche,
-tonto de mí-,
Vi,
‘Alien, el octavo pasajero’.
Y te juro
Por todo lo que te quiero
Que por poco,
Que por poco me muero.
No contento,
-a la noche siguiente-,
La vi de nuevo.
No me gustan las películas de miedo.
No me gustan las películas románticas.
Con esas, no puedo.
Una tarde,
-sería de invierno-,
Puse, ‘Los puentes de Madison’.
Y por llorar tanto…
Casi enfermo.
Al día siguiente,
-es para matarme-,
La vi de nuevo.
Pero tú eres mi señora
Y yo soy tu caballero.
No me gustan las películas de acción.
Me mata tanto muerto.
En una siesta,
-de poco sueño-,
Vi, ‘Terminator’.
Ríete conmigo…
¡Murió hasta el bueno!
Al día siguiente,
-ríe, ríe-,
Pero la vi de nuevo.
Tampoco me gustan los clásicos,
-esas en blanco y negro-.
La chica se llamaba O’hara.
El chico, Clark Geibol.
Pues al día siguiente,
-monotonía de lluvia y nostalgia-,
Exacto,
La vi de nuevo.
A mí las que me gustan
Son las del medievo.
¡Oh, esas no me canso de verlas!
La pena es que cada vez hay menos…
Las de castillos y espadas…
Las de caballos y torneos…
Si eres guapa o fea.
No importa.
Si no tienes hipoteca
Y en tu bolsillo hay aire
Y en tus calcetines, agujeros.
No me importa.
Si no te gustan las pelis
De acción, románticas,
Clásicas o de miedo…
Tampoco me importa.
Pues tú serás siempre mi señora.
Y yo,
-celuloide mío-,
Yo, yo seré siempre tu caballero.