Las palabras abren puertas sobre el mar.
- sábado, 14 de diciembre de 2024
- Actualizado 14:50
Las palabras abren puertas sobre el mar.
Cuando desde el timón de mi pesquero
Avisto la mar temprana
Y contemplo cómo el sol mañanero
Traspasa la niebla azul…
¡Oh, cuando ese magnífico alba
Se me presenta tan infinito!
Siento cómo la felicidad de mi corazón
Bate espumas;
Y siembra caracolas.
Y una ondulada paz me salpica y tambalea.
Lanzo a la brisa mi anzuelo, y pesco
Sonrisas de peces y dientes de ballenas
Entre el aliento de olas jóvenes y viejas.
Y así, con mi pelo salado y revuelto,
A lomos de mi delfín con velas…
Vuelo, vuelo.
Bordeando la piel de la isla me balanceo
Y apoyo los codos,
-enamorado-,
Como ancla que otea la mar.
Pues yo soy el nido de las gaviotas.
Y a la orilla del viento,
Grito y me agito.
Es mi pesquero mi isla del tesoro.
La metáfora salada del poeta.
Mi verso de hierro.
¡Ay, qué culpa tengo yo de haber nacido marinero!
Un faro de luna alumbra la noche.
Ya las estrellas de mar suben al cielo.
Mi cuna son las redes de mi nao.
Soy en mi vela un soplo.
La brisa detenida de un momento.
Y en el espejo plateado;
en el líquido infinito;
en un rezumado reflejo…
Marino de osas mayores y pegasos…
Sueño, sueño…
¡Ay, qué culpa tengo yo de haber nacido marinero!
*Dedicado a Martín Corera. Por su generosidad.