Dure la vida, que con ella todo se alcanza. (El Quijote).
- lunes, 02 de diciembre de 2024
- Actualizado 23:54
Dure la vida, que con ella todo se alcanza. (El Quijote).
Es la mañana de un domingo de mayo.
El azulado aire disuelve casi imperceptiblemente el terrón de azúcar de mi café.
Las nubes se advierten níveas como cáscaras de plumas y mi mujer, luna creciente, sonríe mientras degusta un brownie de nueces y chocolate.
Pienso en el ayer de un partido de fútbol y evoco aquel texto que les escribí, amig@s de Navarra. com, titulado ‘¿Tú sabes por qué a Osasuna se le quiere en todo el mundo?’
Ya han pasado varios días desde la final de La Cartuja.
Todos hemos asumido hasta dónde llegamos y lo cerca que estuvimos de alcanzar nuestro sueño.
Se ha escrito tanto y tan bien de nuestro comportamiento y pundonor que… la razón de la sinrazón, que a mi razón se hace, mi razón enflaquece y con razón me quejo de vuestra fermosura.
Hemos visto vídeos e imágenes que nos han sacado más de un lágrima.
No les miento si les digo que muchísimas personas, tanto aquí, en Canarias, como en otras partes del mundo, contactaron conmigo para felicitarme por la lucha y entrega que tuvo nuestro equipo, así como por la categoría de afición demostrada en mil ocasiones, pero más visible a tenor de la final.
Muchas, muchas fueron las vivencias que a cada uno de nosotros nos dejaron esos días y que conservaremos por siempre en nuestro corazón.
Pero permítanme que les traslade a través de este humilde escrito, que ya es de ustedes, una vivencia de aquel partido que hoy ya es el encanto de un recuerdo.
Aquella final, independientemente del grado de importancia que alcanzaba, se advertía como un magnífico plan de familia. Y así fue como lo contemplaron unos paisanos nuestros que, a pesar de no ser seguidores acentuados de nuestro amado equipo, interpretaron la final como un excepcional momento para viajar a Sevilla y experimentar algo que, lamentablemente, no se vive con la frecuencia que cualquiera de nosotros quisiera.
A mi entender, la pertenencia a escudos y, por ende, a banderas deriva del aliento de aquellos que la hacen ondear.
Y así fue como esta familia, sin apenas compromiso con nuestro equipo más allá del vínculo con nuestra tierra, se infló como una vela a consecuencia del viento emergente de las gargantas, pasiones y sentimientos que desprendían cada uno de los aficionados que se dieron cita en La Cartuja.
Una experiencia acojonante, -apuntaba el padre de familia.
Pero el momento culmen, aquel que subraya este escrito, fue cuando este maravilloso padre fue a consolar a uno de sus hijos que, herido por la derrota, no encontraba consuelo alguno.
Sus palabras fueron…
“Hijo, estate tranquilo. Hemos perdido contra el mejor equipo del mundo”
Y el niño, entre un mar de lágrimas, le respondió:
“No, papá, el mejor equipo del mundo es Osasuna”.
El fútbol, efectivamente, no va de triunfos o de títulos…sino de sentimientos.
Y este sentir, único e inexplicable ( la razón de la sinrazón), hace palpitar nuestro corazón como el viento hace ondear una bandera.
Es la mañana de un domingo de mayo.
De mi recuerdo baja al corazón, como un pájaro al vuelo, esta emoción narrada.
¡Ay, esta razón de la sinrazón que solo despierta al ver a mi mujer, luna creciente, ante su fermosura!