Mi vida está condicionada, en muchas ocasiones, por el protagonista de un libro. El Principito de Antoine de Saint-Exupery.
- miércoles, 11 de diciembre de 2024
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Mi vida está condicionada, en muchas ocasiones, por el protagonista de un libro. El Principito de Antoine de Saint-Exupery.
Siempre pienso en haber sido el amigo de El Principito, ese amigo que sólo hubiese estado en su pequeña cabeza y que visitaba todos los planetas escondido en su pelo rubio rizado.
Tener pequeñas discusiones con él. Decirle que los niños grandes han crecido, que ya no son aquellos que jugaban en la calle o hacían rabiar a su madre porque no querían comerse la comida; los mismos que lloraban porque no les compraban el juguete que querían ni los mismos a quienes besaban en la frente sus padres cuando soñaban que viajaban en barcos de piratas o recorrían el océano montados en un delfín o en el hocico de una ballena muy blanca y muy grande que se llamaba Espumita.
Estoy casi casi convencido de que no me hubiese entendido. Seguro que me hubiese dicho algo así como:
- ¿Cómo es posible que estando siempre contentos, riendo, soñando, bailando sin música, se les haya olvidado que un día hicieron todo eso?
Seguro que replicaría. Estoy casi seguro de ello.
Le haría ver que con los años nacen las responsabilidades, las preocupaciones; que ese niño o esa niña se hacen un hombre o una mujer y que, de vez en cuando, recuerdan que fueron niños pero que como no piensan en ello por todo lo anterior, siguen con su vida, con su día a día.
Ya no pasan por delante de los columpios y se suben al tobogán, ni se anudan la corbata en la frente y se llevan la mano a la boca imitando el grito de guerra indio.
¡Tú lo fuiste un día!
Dentro de cada uno de vosotros, jóvenes y mayores, está escondido él.
Cerrad los ojos por un momento y recordad cómo eráis hace tres años, quince, cincuenta, setenta, noventa…y acompañadme en este primer libro de lectura que leeremos cada mes e iniciamos con El Principito.
Hoy, tú eres un niño.
Hoy, tú eres El Principito.
Dedico esta primera lectura, pues, ‘al niño que esa persona mayor fue en un tiempo’.