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Blog / Cartas al director

Si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo

Por La voz de los lectores

Artículo remitido por José Suárez Benito, parlamentario por Navarra Suma y secretario general del PPN.

La presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, preside la II Conferencia Económica del Plan Reactivar Navarra. PABLO LASAOSA
La presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, preside la II Conferencia Económica del Plan Reactivar Navarra. PABLO LASAOSA

Padecemos una crisis sanitaria sin precedentes cercanos, y esta ha derivado en una crisis económica y social. Para España será la segunda crisis económica y social, en menos de 12 años.

En el 2007 asomaron los primeros indicios. La cercanía de las elecciones llevó al socialista Rodríguez Zapatero a negar su existencia, apoyado por al ministro de Hacienda, el señor Solbes, que no sólo hizo caso omiso a esas primeras señales de alarma, sino que llegó a obviar lo evidente en un acto de irresponsabilidad impropia de un gobernante, anteponiendo los intereses de su partido.

La quiebra de Leman Brothers en 2008 desató la tormenta. El recién nombrado segundo gobierno de Rodríguez Zapatero actuó entre la parálisis y la parodia. La ministra Elena Salgado hablaba de brotes verdes por el 2009. Zapatero anunciaba que el año 2010 sería el año del crecimiento. El Plan E, anunciado, publicitado y alabado por el gobierno socialista, no evitó el golpe de realidad; caímos de bruces contra la crisis financiera más dura de la democracia.

A finales de 2011 las urnas proclamaron presidente a Mariano Rajoy, del Partido Popular. El país se hallaba al borde del precipicio del rescate financiero de Europa como resultado de la “no gestión” del gobierno frente a una crisis devastadora.

Un rescate que supondría bajada de pensiones, bajada de salarios, disminución de funcionarios, de servicios, de prestaciones sociales etc. Afortunadamente pudo ser evitado. El trabajo y esfuerzo de la sociedad española, liderada por un gobierno del PP, logró que España comenzara a recuperarse. La gestión estuvo centrada en la situación real del país, más allá del marketing político, publicidad o propagandas que tan inútiles resultados habían dado en los años de Rodríguez Zapatero. Se volvió al crecimiento económico; la crisis dejó heridas profundas y extensas cicatrices en nuestra economía y en nuestra sociedad.

Hoy, inmersos en una crisis de envergadura, vemos al PSOE intentando enterrar en el olvido de la conciencia colectiva la responsabilidad que tuvieron en la del 2008. Varios años de gobierno del PSOE (2008-2011) paralizado, indeciso, incapaz de afrontar la realidad y tomar medidas dolorosas, pero necesarias, llevaron España al borde del abismo del rescate.

Presumen de que no van a gestionar como lo hizo entonces Rajoy, cuando lo que el país espera de ellos es que no lo hagan como Zapatero (la “no gestión”). Quien no analiza e ignora deliberadamente la historia, está condenado a repetirla.

Vemos al gobierno socialista-nacionalista de Chivite preparar un plan: Reactivar Navarra. Pero más que un plan es un programa de gobierno, con medidas a corto plazo, a largo, algunas concretas, la mayoría difusas que expresan más deseos que realidades y que afectan a todos los departamentos del gobierno de Navarra en un totum revolutum; propaganda que empieza a derretirse a medida que la destrucción de empresas y puestos de trabajo alcanzan cifras alarmantes.

En la recámara, los fondos Next Generation, la gran esperanza. Miles de millones de euros, (parte a fondo perdido y parte a devolver), para financiar proyectos a futuro que sirvan al desarrollo de nuestra economía y sociedad.

Sin un buen diagnóstico de partida y objetivos realistas, proyectos rentables a medio plazo, con criterios técnicos de selección y transparencia en la adjudicación de fondos, corremos el riesgo de que no lleguen, o de que se adjudiquen a proyectos no rentables. Entonces se convertirán en una losa. Tendremos que devolver los fondos recibidos y dilapidados.

Necesitamos ayudas para reconducir esta crisis, pero los fondos europeos no lo harán por sí solos si no se toman decisiones valientes en cada país soberano para que, junto con el plan europeo, podamos salir de la crisis y sentar las bases de nuestro desarrollo futuro. Nada servirá de nada si en casa no hacemos las tareas: verdaderos planes de choque y sostenimiento del tejido productivo; planes de acción, coordinados, coherentes, pegados a la realidad de las empresas y sectores.

A modo de ejemplo: de los primeros 20 millones de ayudas destinadas a la Hostelería, casi 7 millones se han quedado sin disponer en el limbo de una regulación alejada de la realidad.

Vuelven a más ayudas, mejor reguladas…para algunos será tarde.

El Plan Reactivar Navarra, con muy poca realidad tangible, lleva camino de convertirse en una gran pompa de jabón. Los fondos Next Generation han comenzado mal, buscando el gobierno de Sánchez ese enroque en jaque de “no control”.

Asistimos incrédulos a cómo el nacionalismo vasco en Navarra ha creado su propia oficina de fondos Next Generation en el departamento de Desarrollo Económico, al mismo tiempo que los socialistas lo hacen en el departamento de Hacienda. Los amigos del mercantilismo, Davalor o los ERE de Andalucía, se han puesto a trabajar de nuevo.

No sólo se compromete la salida hoy de la crisis, sino el futuro de las próximas generaciones. Por tanto, es de suma importancia la transparencia en todo lo que se refiere a los fondos para que no ocurra lo que ocurrió en Andalucía con el caso de los ERE. Es imprescindible la labor de control de una oposición constructiva y experimentada, pero para ello es preciso que el gobierno del PSOE se comporte con madurez democrática y garantice un proceso transparente de asignación de recursos  con criterios objetivos que permitan la concurrencia en igualdad de condiciones a las distintas entidades públicas, municipales, autonómicas o estatales y a las privadas, sin favoritismos.

El reto es inmenso y la oportunidad histórica/única. A pesar de las dificultades debemos afrontarlo con convicción, y no podemos permitir que los errores del pasado se repitan.

La obligación de nuestros gobernantes es liderar una sociedad madura dejando a un lado sus intereses partidistas y personales.

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