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Blog / Cartas al director

Con esperanza en mi corazón

Por La voz de los lectores

Artículo escrito por Tim Pinks ante la incertidumbre de la celebración de las fiestas de San Fermín de 2021 después de 36 años ininterrumpidos de acudir desde su Inglaterra natal a Pamplona. Traducido por Stephanie Mutsaerts. 

Procesión de San Fermín 2019. IÑIGO ALZUGARAY
Procesión de San Fermín 2019. IÑIGO ALZUGARAY

Magia. ¿Conoces esa sensación que tenemos, incluso a medida que envejecemos, cuando nieva? Magia. Ese sentimiento que hace que nuestro corazón salte y nuestras tripas den un vuelco mientras la nieve cae cada vez más espesa y pesada. Magia. El tipo de magia que nos remonta a nuestra infancia cuando creíamos en Papá Noel –yo aún lo hago- y confirmábamos su existencia al ver los regalos debajo del árbol. Es un sentimiento mágico. Como cuando nieva en Navarra. Nievarra. Mágico.

Bueno, no necesito decírtelo, pero San Fermín es mágico. Y cuando ese gran señor organiza una fiesta, su fiesta es mágica. No importa las veces que los guiris vayamos porque nunca perdemos esa alegría infantil de esperarlo, de llegar a la ciudad, de una fiesta que equivale a la víspera de Navidad, la víspera de San Fermín, y luego la llegada del 6 de julio como un día de Navidad pero que dura nueve días con sus nueve noches.

Como las campanas del libro de Hemingway, 'Por quién doblan las campanas', acudimos a la llamada del Santo. Las campanas de una iglesia puede sonar de dos maneras diferentes. Está el sonido de la alegría, como cuando se celebra una boda o pasan las horas, y está el sonido de la tristeza, como cuando hay un funeral o anuncian algo ominoso. Pero cuando el Santo suena, canta. Y este es un sonido alegre.

Y en este segundo mes de la escalera, cuando normalmente todos estaríamos celebrando estar un paso más cerca de la fiesta, todavía no hay nada en definitivo que celebrar. Nada concreto que esperar. No estoy siendo demasiado negativo o pesimista, pero en este momento, aunque mi vaso todavía está medio lleno... ¡No consigo encontrar un camarero que me lo llene hasta arriba!

La fiesta de San Fermín aún no ha sido cancelada, aunque tampoco se ha confirmado que vaya a celebrarse. Y a medida que pasan los días y las semanas tengo la impresión de que esto va a ser más como un repique sonando que una llamada. Temo por la fiesta...

A raíz de ello, me acordé de una canción pop británica llamada 'Star Trekkin' de la banda 'The Firm' donde Mister Spock le dice al Capitán Kirk: "Es vida, Jim, pero no como la conocemos". Si este año se organiza algún tipo de fiesta por San Fermín podría decirse que "será fiesta, Tim, pero no como lo conocemos".

Francamente, no me importaría si solo fuera un par de fines de semana, y los gigantes y el Santo salieran a vernos a todos. Al menos podríamos saludarles. Al menos la ciudad tendría algo por lo que bailar, sonreír y brindar. Y si, por si acaso, a algún guiri como yo que ama más que nada en el mundo a Pamplona y su fiesta de San Fermín, su gente y su marcha,  se le permitiera entrar para hacer una visita… Bueno, eso sería como conocer en persona a Papá Noel, como si fuera un niño de nuevo.

La alegría sería infantil y mágica. Siempre lo es, pero después del 'Sin Fermín' del año pasado y los problemas cada vez más graves de este año con la pandemia, parece que San Fermín se es ahora mismo 'San Duda'.

Lo que parece obvio es que, incluso si se permite viajar, la fiesta tal y como la conocemos es casi seguro que no pueda celebrarse. Las palabras en la parte superior de este artículo son en realidad una cita errónea de la película de Kevin Costner, 'Field of Dreams' (traducido como ‘Campo de sueños’) en la que, hablando de construir un campo de béisbol para jugar, dicen que eso tal vez traiga de vuelta al padre de Costner: "Si lo construyes, él vendrá".

Así que ya sabes, pueblo de Pamplona: "Si estás abierto, vendrán". Y me refiero sobre todo a nosotros, los guiris. Si es posible estar en Pamplona en julio durante las fechas de la fiesta, vendrán. No todos, de ninguna manera, por supuesto. Pero sí algunos…

Hace muchos años aprendí una palabra que escribe José Joaquín Arazuri en el volumen dos de su 'Historia de San Fermín'. Era una palabra navarra, ‘ciriquiar’, hacer travesuras, pero travesuras buenas. Para los que amamos Pamplona, con fiesta o sin ella, es un lugar donde los adultos podemos, de la forma más amable y respetuosa, ir a jugar.

He tenido la suerte de ir a Disneyland en California, a Las Vegas en Nevada, al Oktoberfest en Alemania y a la víspera de Año Nuevo en Escocia. Pero si combinas todo eso y agregas, el Mardi Gras de Río de Janeiro, la Estampida de Calgary, el Día de la Bastilla y, las luces de la Aurora Boreal, ni siquiera se acercan a la fiesta de San Fermín.

El año pasado fue diferente, un año sin fiestas. El pueblo estaba abierto, aunque la fiesta se canceló y la gente lo aceptó y no fueron. ¡Aunque sí fue este inglés! Este 2021, tanto si no pasa nada, como si se planean algunos eventos a pequeña escala, como la procesión, los gigantes, unos fuegos artificiales o un concierto en la plaza del Castillo, la gente irá.

Como tú y yo sabemos, no hay nada como la fiesta de San Fermín. Y en este segundo mes de la escalera, mientras hacemos la cuenta atrás, no dejaré de creer en los Sanfermines.

Puede que tengan que cancelar o cambiar las fechas para la fiesta de este año, pero como el sol también sale -'The Sun Also Rises', nombre del libro de Hemingway 'Fiesta' en inglés)- así saldrá el Santo de nuevo.

Con esperanza en mi corazón y un canto en mi alma… ¡Ya falta menos! ¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!

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