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Opinión / Desde Baluarte

La Coral de Cámara de Pamplona recupera ‘El Romance del Rey Rodrigo’

Por Ana Ramírez García-Mina

Crítica del concierto ofrecido por la Coral de Cámara de Pamplona el jueves 21 de marzo en el Museo Universidad de Navarra dentro de la temporada “Cartografías de la música”.

Concierto de la Coral de Cámara en el Museo de la Universidad de Navarra. PABLO LASAOSA 4
Concierto de la Coral de Cámara en el Museo de la Universidad de Navarra. PABLO LASAOSA

Luis Morondo, fundador de la Coral de Cámara de Pamplona, escribió una carta al compositor Julián Bautista pidiéndole una obra para su formación hace más de 60 años. Hacía un tiempo que el compositor se encontraba en Argentina, donde permaneció exiliado hasta su muerte.

Tres años después de recibir aquella carta, que hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional, El Romance del Rey Rodrigo llegó a las manos de Morondo desde Sudamérica. Pero los integrantes de la Coral de Cámara nunca cantaron la obra que Bautista compuso para ellos.

Las razones son todavía un misterio. Se habla del retraso de tres años, de una complejidad excesiva de la obra, de la relación de Bautista con la Segunda RepúblicaDavid Gálvez, actual director de la Coral, apunta a una carta en la que el músico exiliado cuenta al tudelano Fernando Remacha que a Morondo no le había gustado la obra.

El Romance del Rey Rodrigo se cantó en Buenos Aires, en 1957, y en la Fundación Juan March, en 1979. Este jueves, la Coral de Cámara de Pamplona estrenó en el Museo Universidad de Navarra “la obra que tuvo que interpretar” en su momento.

La puesta en escena del Romance, enmarcada en la temporada “Cartografías de la música”, es un “desagravio” a Julián Bautista, en palabras de Gálvez. La angustia por el futuro de España vibra en cada acorde de la obra, como seguro lo hacía en la mente del exiliado.

La leyenda es conocida: Don Rodrigo, último rey godo, viola a la hija del conde de Ceuta, Don Julián. Como venganza, éste último facilita la entrada de las tropas musulmanas en la península. En el año 711, los árabes vencen a Don Rodrigo en Guadalete.

El Romance de Bautista comenzó con un potente unísono que lamenta el destino del mar de España. Cada sección impar de la obra repitió esta angustia bajo el nombre de ‘Imprecación’. Como en un aria de ópera, la narración se detuvo y todo el canto de la Coral fue un instrumento para el terror.

En estas secciones, el empaste y la seguridad impecables de la Coral lograron el efecto que parecía buscar la composición. En los números pares, a modo casi de teatro, las voces solistas representaron a los personajes del Romance. La soprano, en diálogo con el resto del coro, llamaba a Don Rodrigo para despertarlo. La mezzosoprano, más tarde, recordó al fraseo de un recitativo sobre los acordes estáticos y arcaicos de la Coral.

La complejidad rítmica y la novedad del Romance del Rey Rodrigo hicieron que en algún momento se escucharan dudas en las voces. Un estreno siempre es un reto. Lo que hace grande a la obra (las texturas, las armonías tan interesantes como complicadas, los planos sonoros y las voces solistas) fueron brillantemente interpretados por la Coral.

El resto del programa también perteneció al Grupo de los Ocho, una especie de Generación del 27 musical. Artistas rompedores y marcados, algunos más que otros, por la Guerra Civil y la dictadura franquista: los hermanos Halffter, el tudelano Fernando Remacha, Salvador Bacarisse, Julián Bautista

De Remacha se interpretaron obras de distintos periodos. Romance del pescador y Juegos sobre poemas de Federico García Lorca pertenecen a la etapa en la que el tudelano vivió un exilio interior regentando la ferretería familiar.

En la primera, la soprano solista fue muy ponderada, y gracias a ello empastó con el resto de las voces en la adaptación coral de la célebre obra de Manuel de Falla. De los Juegos sobre poemas de Lorca destacó el diálogo del tenor con un estribillo repetido por el coro en diferentes armonías, a medida que las sensaciones del poema de Lorca mutaban.

Las Siete Canciones vascas son más tardías. Remacha escribió su adaptación coral de la música popular vasca cuando comenzó a dirigir el Conservatorio Sarasate de Pamplona. La tercera de ellas, Kreatura damnatua, se desarrolló sobre la melodía de los tenores, acompañada por los acordes del resto del coro.

Sobre una armonía popular, aparentemente sencilla, la melodía repetitiva llegaba también a los bajos y las contraltos. En las Canciones vascas se combinaba la homofonía con el diálogo, el ritmo de danza con fórmulas más complejas, la armonía popular con la disonancia vanguardista… Todo ello bien resuelto por la Coral.

A la obra de Remacha siguieron dos pequeñas piezas de Salvador Bacarisse: Ojos claros, serenos y La Infanta de Francia, y los Tres Epitafios, Op. 17, de Rodolfo Halffter. Al modo de los madrigales manieristas, la música de Halffter se adaptaba a las palabras de Cervantes a la perfección.

Cada epitafio está dedicado a un personaje del Quijote. El primero, para la sepultura del protagonista, brilló gracias al fraseo vivo de los cantantes. El segundo, más solemne y sorprendente en sus cadencias, para su amada. Y el tercero, quizá el más complicado vocalmente, destinado a la tumba de Sancho Panza.

El concierto cerró con El Molinero, de Antonio José, una de sus obras más populares. Gálvez explicó que es una pieza de cabecera en el repertorio de la Coral de Cámara de Pamplona. Se pudo escuchar esa seguridad en la interpretación, brillante en la elaboración del ritmo a través de las voces del coro.

Como propina, el clásico Agur Jaunak. Al modo de la Sinfonía de los adioses de Haydn, las miembros del coro saludaban y se marchaban durante la obra hasta que sólo quedaron dos cantantes sobre el escenario.

En un concierto dedicado al Grupo de los Ocho, la Coral de Cámara de Pamplona acoge la vanguardia una vez más y revaloriza a nuestros compositores más olvidados.

FICHA

Jueves 21 de marzo, a las 20h, en el Museo Universidad de Navarra. Concierto de la Coral de Cámara de Pamplona enmarcado en la temporada “Cartografías de la música”.

Solistas: Mariasun Montoya y Marta Huarte, sopranos. Ana Olaso, mezzosoprano. David Echeverría, tenor, José Antonio Hoyos, barítono.

Director: David Gálvez

Programa:

Fernando Remacha (1898-1984)

Siete Canciones vascas

Romance del pescador (sobre la obra de Manuel de Falla)

Juegos sobre poemas de Federico García Lorca

Copla de Jota

Salvador Bacarisse (1898-1963)

Ojos claros, serenos

La Infanta de Francia

Rodolfo Halffter (1900-1987)

Tres Epitafios, Op. 17

Julián Bautista (1901-1961)

El Romance del Rey Rodrigo

Antonio José (1902-1936)

El Molinero


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