• martes, 19 de marzo de 2024
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Opinión / Periodista, de Ayoó. Independiente, pero no de mis ideas, mis amigos y mis estados de ánimo.

Hierve el PSOE

Por Antonio Casado

Creo que en la clase política española con vocación de gobierno, representada básicamente por el PP y el PSOE, pilar derecho y pilar izquierdo del modelo de democracia representativa, no ha caducado la tendencia a centrarse como la única forma de ganar elecciones. Como en la vieja Europa.

Lo estamos viendo en vísperas electorales de Francia, Alemania y Holanda, donde la tendencia centralizadora de la izquierda y la derecha incluso puede sindicarse frente a las acechanzas del populismo, que allí respira por la derecha.

A diferencia de lo que ocurre en España, donde la indignación que alimenta a los populistas respira por la izquierda.

Sin embargo, aquí también hemos visto esa forma de sindicación frente a la izquierda mochilera de Podemos y la CUP. Porque lo impone la matemática electoral, claro.

Aunque hemos entrado en un paréntesis de interesado distanciamiento, mientras dura el proceso de renovación interna en el PSOE (primarias en mayo, congreso federal en junio), lo cierto es que el PP se ha visto obligado a pactar con los socialistas para sobrevivir en el poder después de las elecciones del 26 de junio.

Los socialistas, conducidos por la gestora de Javier Fernández, han pactado con el Gobierno en nombre de los intereses generales sin abandonar sus baluartes ideológicos. Se lo reprocha Podemos cuando habla en negativo de "triple alianza" (PP-PSOE- Cs). Los interesados hablan de "coalición de facto.

También los militantes del PSOE llamados a primarias se ven abocados a distinguir. No entre izquierda y derecha sino entre hacer las cosas bien o hacerlas mal.

Es el dilema que subyace en la disputa por el trono de Ferraz entre dos pretendientes que la polarizan. Por un lado, Pedro Sánchez, rojo y plurinacional.

Por otro, Susana Díaz, pragmática, realista, con aversión al populismo y al separatismo. Entre ambos, el ex lendakari, Patxi López, que se ofrece para ejercer de costurero ante el riesgo de ruptura, con advertencia más o menos explícita a sus dos rivales: "No hay peor derrota para un socialista que ganar sobre un partido roto".

Las comparaciones son odiosas, pero la geometría política pone a los votantes de la izquierda francesa ante una tesitura no muy diferente a la del electorado tradicional del PSOE. El centrismo emergente de Macron (Susana Díaz) estaría avanzando frente al izquierdismo de Hamon (Pedro Sánchez).

Según todos los analistas, Hamon podría terminar con un 16-17 % de los votos. Una facturación electoral similar a la obtenida por Jose Antonio Pérez Tapìas (o sea, Sánchez) entre los militantes socialistas en las primarias del verano de 2014, donde Sánchez ganó con holgura gracias al voto andaluz controlado por Díaz, que entonces era su principal valedora y ahora es su gran enemiga.


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