• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 10:21

Opinión / Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Un debate muy poco decisivo

Por Carmen Tomás

El debate "decisivo" se celebró con mucha parafernalia y mucha audiencia. 

No se puede decir que no interesó a un conjunto muy importante de españoles. Sin embargo, no creo que moviera mucho voto indeciso. Nos habían dicho que el modelo era totalmente nuevo, que no había reglas y sin embargo, los cuatro contrincantes se ciñeron en todo momento al argumentario de partido. No se vio mucha frescura. Y al margen de los errores de bulto que de una u otra forma se cometieron, el principal error fue que no se abordaron en profundidad y con medidas los principales problemas que agobian a los españoles. La vicepresidenta se defendió bien de los ataques y los tres aspirantes a gobernar, los jóvenes de la nueva política, no aportaron gran cosa, no supieron explicar sus propuestas o como en el caso de Pablo Iglesias se metió la pata hasta dentro.

Los clichés estuvieron a la orden del día durante todo el debate, sobre todo en materia económica. El contrato único, la temporalidad de los contratos, el salario mínimo... Ninguno de los aspirantes se había preocupado de actualizar sus cifras y revisar los argumentos a favor y en contra. Se dieron muchos datos, la mayoría inciertos y se quedaron en la espuma a la hora de abordar en profundidad los asuntos que más preocupan además del paro, por ejemplo, las pensiones o la sanidad. Está claro que la corrupción preocupa y que hay que eliminarla, pero que haya que recordar al señor Sánchez que las medidas que propone ya están en el BOE y que las ha votado en contra, no dice mucho a su favor. Tampoco ayudó a Rivera el lío que se hizo a cuenta de la reforma del Senado que propone. La vicepresidenta tuvo que informarle de que en su modelo, el señor Mas sería el único representante de todos los catalanes.

Podría asegurar que pocos españoles decidieron tras el debate su voto o cambiaron de opción. Está muy bien que haya debates, pero también que se hagan propuestas a los ciudadanos sobre sus problemas y planteadas con seriedad. En todo caso, los debates se ganan o se pierden, al final hay un veredicto en los medios que ahí queda. Lógicamente, Iglesias ganó en las redes sociales, la vicepresidenta en los medios tradicionales o igualó con Rivera y Sánchez fue el gran perdedor. Quizás se esté arrepintiendo de tanto debate y eso que todavía le queda el cara a cara con Rajoy, al que tendrá que ir mejor preparado si no quiere volver a salir trasquilado.


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Un debate muy poco decisivo