• viernes, 29 de marzo de 2024
  • Actualizado 12:23

Opinión / Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Nuevo cuadro macroeconómico

Por Carmen Tomás

El gobierno en funciones envía a Bruselas las nuevas previsiones para este año y el que viene.

El ministro de Economía explicaba ayer en el Congreso que el crecimiento económico será menor este año y en 2017, mientras que el déficit público será mayor de lo previsto inicialmente.  En concreto, el PIB aumentará en 2016, un 2,7 por ciento y un 2,4 por ciento en 2017 y el déficit público subiría hasta el 3,6 por ciento este año, a pesar de los 2.000 millones de menor gasto que el consejo de ministros decidió el pasado viernes, y bajaría hasta el 2,9 por ciento el año próximo. La creación de empleo se moderará en consonancia con la menor actividad. En todo caso, el Gobierno prevé que se sitúe por debajo del 18 por ciento en 2017.    

El ministro en funciones achacó la rebaja del crecimiento a la ralentización de la economía mundial y aseguró que no se va a realizar ningún recorte adicional de gasto. Es más, en paralelo, el ministro Montoro anunciaba que se les devolverá a los funcionarios de la Administración Central el 50 por ciento de la paga extra que quedaba pendiente.

Ahora falta por ver si en Bruselas aceptan estas nuevas previsiones. De momento, se han realizado dos declaraciones. La del comisario de Economía que no veía con malos ojos dar a España más margen para el cumplimiento de los objetivos de déficit y las de uno de los vicepresidentes en las que no ha quedado nada clara cuál va a ser la posición de Bruselas, aunque sí dejó clara la constatación de que España no ha cumplido. La situación en endiablada ya que un gobierno en funciones no puede hacer demasiadas cosas para cambiar el curso del presupuesto. Y no digamos ya, si vamos a unas nuevas elecciones. Entonces estaríamos hablando de que no tendríamos gobierno como pronto, si todo va bien y no como ahora, hasta agosto-septiembre. Habría que ver si se tendrían que prorrogar los presupuestos actuales.

En definitiva, vamos a asistir a un año perdido para enderezar las finanzas públicas y para las reformas que pudieran cambiar el sentido de la marcha. Hay demasiados interrogantes en el interior y en el exterior. El precio del petróleo o los tipos de interés, así como la evolución de las economías de China, Estados Unidos y los países emergentes. Eso sin contar lo imprevisible. De momento, las expectativas del gobierno en funciones no están muy alejadas de las que acaba de realizar el FMI u otros organismos o servicios de estudios. Veremos hasta qué punto pueden cumplirse.


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