• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Se puede mejorar los objetivos de Bruselas

Por Carmen Tomás

Las dudas sobre si España sería capaz de cumplir con los objetivos de déficit marcados para cada ejercicio por la Unión Europea han sido una constante. 

Durante los últimos años, nadie puede negar los esfuerzos que se han hecho para reducir el abultado agujero que dejó el último gobierno de Rodríguez Zapatero. Entonces, a finales de 2011, las cuentas públicas presentaban un déficit superior al 9 por ciento. Ahora, según los últimos cálculos publicados por el ministerio de Hacienda, el agujero se situaba en el 3,11 por ciento a falta de los últimos tres meses.

Cierto que la aprobación a finales de septiembre del adelanto del pago fraccionado del Impuesto de Sociedades ha tenido un efecto positivo en la recaudación, aunque también hay que anotar la mejora en las cuentas de muchas comunidades autónomas y por supuesto el excelente comportamiento de los ayuntamientos.

La cuestión es que con estos datos aportados en los nueve primeros meses, es muy probable que el Gobierno cumpla con las exigencias de Bruselas. De hecho, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) acaba de decir que España está en disposición de cumplir con el 4,6 por ciento fijado por la Comisión Europea. Es más, su presidente José Luis Escrivá, cree que si se mantiene la tendencia actual, podría incluso mejorarse en dos décimas el objetivo. Es decir, que España podría presentar unas cuentas con un déficit del 4,4 por ciento.

Más complicado lo tendríamos para el año próximo. Ya estamos viendo las exigencias que le están haciendo al gobierno los distintos partidos para aprobar, bien el techo de gasto, bien los presupuestos , lo que sin duda va a elevar el gasto. Cierto que se acaba de aprobar para su entrada en vigor en enero una serie de subidas de impuestos que entre unas cosas y otras aportarán casi 10.000 millones a las arcas del Estado.

Una vez más, las cuentas se ajustan por el lado más fácil. Nadie se ha puesto a pensar que tomando el presupuesto, muchas partidas se podrían eliminar o rebajar. Una vez más se ha optado por meterle la mano en el bolsillo a las empresas y a los ciudadanos. Veremos las consecuencias que sobre el consumo y el empleo puedan tener. No vaya a ser que lo que arreglen por un lado, el dinero que entre por un bolsillo, se vaya por otro.


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