Esa incertidumbre no sólo se circunscribe a los resultados que pueda obtener cada formación política, sino a las combinaciones o pactos que serán necesarios llevar a cabo posteriormente para formar gobierno e investir al presidente del mismo.
Tras obtener hace cuatro años una holgada mayoría absoluta --casi once millones de votos y 186 escaños--, el PP no tiene asegurada, ni mucho menos, su continuidad en el poder tras el 20-D. Las encuestas publicadas hasta la fecha coinciden en que los populares podrán ser la lista más votada, pero con un descenso de escaños que puede situarles en una horquilla de 120-130. Eso les obligaría a tener que buscar el apoyo de alguna otra formación política si quieren seguir en el poder. Y el margen para esos pactos es muy reducido: Ciudadanos es, a priori, su única pareja de baile, porque Podemos se descarta por razones obvias y un gobierno de "gran coalición" con el PSOE es lo que menos desean los actuales dirigentes socialistas.
En cuanto al PSOE, los estudios demoscópicos no le auguran nada bueno. Si en las generales del 2011 ya cosecharon su peor resultado desde la Transición política al obtener 110 escaños, en la actualidad, varias encuestas le otorgan una cifra de diputados inferior a los tres dígitos, lo cual sería un auténtico desastre. Pero, visto el precedente de las últimas elecciones municipales y autonómicas, donde el PSOE, sacando un pésimo resultado, consiguió rentabilizarlo al máximo recuperando el poder en diferentes Comunidades Autónomas y Ayuntamientos gracias a sus pactos con Podemos y otros grupos de izquierda o nacionalistas, se puede decir que nada está escrito sobre lo que los socialistas puedan hacer después del 20-D.
En lo que se refiere a los partidos que se han venido en denominar "emergentes", Ciudadanos y Podemos, el viento sopla actualmente muy a favor de la formación liderada por Albert Rivera tras su excelente resultado en las elecciones catalanas. Ciudadanos podría convertirse en la llave del próximo gobierno, teniendo además la capacidad de poder elegir a quién apoyar. El PP se equivocaría de plano si diera ya por hecho ese apoyo, porque Ciudadanos no ha llegado hasta aquí para apuntalar ni al PP ni a Rajoy. Y en cuanto a un pacto con el PSOE, habrá que esperar a los resultados que obtenga el partido de Pedro Sánchez y a ver si en su propio partido respetan su liderazgo si no consigue un buen resultado. En cuanto a Podemos, su única posibilidad sería entrar en una alianza con el PSOE y con los partidos nacionalistas, algo de por sí complicado y que conllevaría una radicalización en la acción política del próximo ejecutivo.