La presidenta es la máxima responsable de la política sectaria de este gobierno en su afán de euskaldunizar la educación.

La presidenta es la máxima responsable de la política sectaria de este gobierno en su afán de euskaldunizar la educación.
La dimisión del consejero de Educación, José Luis Mendoza, supone el reconocimiento implícito del caos al que las políticas sectarias promovidas por el Gobierno de Uxue Barkos han abocado a este departamento.
Con la anuencia y respaldo de la presidenta del Gobierno, Mendoza ejecutó todas las polémicas decisiones adoptadas por el departamento de Educación: paralización y denostación de la enseñanza en inglés (PAI), ataques a la enseñanza concertada y, especialmente, a la diferenciada, recortes en las becas para los estudiantes de la Universidad de Navarra, aprobación de una oferta pública de empleo desequilibrada en favor del euskera, potenciaciación de la matriculación en el modelo D (en euskera) y oposición a ley orgánica para la mejora de la calidad educativa (LOMCE) promulgada por el Gobierno de España.
Mendoza, indudablemente, es el máximo responsable de los tumbos dados por su departamento, en donde ha evidenciado una manifiesta incompetencia, lo que no ha sido óbice para que Uxue Barkos y su cuatripartito respaladaran todas y cada una de sus controvertidas actuaciones.
Se va Mendoza y le releva María Solana, persona de la máxima confianza de la presidenta Barkos, que es a fin de cuentas la máxima responsable de la política sectaria de este gobierno en su afán por euskaldunizar la educación.