• sábado, 20 de abril de 2024
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Opinión /

Uxue Barkos: cobarde con los okupas, sumisa ante EH Bildu

Por Editorial

La presidenta del Gobierno ha demostrado que gobierna arrodillada ante los radicales de la izquierda abertzale. 

La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos (i) habla con Adolfo Araiz, de EH Bildu. PABLO LASAOSA
La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos (i) habla con Adolfo Araiz, de EH Bildu. PABLO LASAOSA

La presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, ha demostrado en los últimos meses su absoluta connivencia con los okupas abertzales que campan a sus anchas en un edificio público propiedad de todos los navarros. 

Los delincuentes accedieron al Palacio Marqués de Rozalejo en el verano de 2017 y un año y medio después siguen en el edificio con la complicidad manifiesta de un Gobierno de Navarra rehén absoluto de la izquierda abertzale, que es quien maneja entre bambalinas los asuntos de las ilegalidades, como siempre ha sido en Navarra. 

Barkos se ha negado en redondo durante todo este tiempo a desalojar a los ilegales que tienen secuestrado un edificio emblemático en Pamplona, a pesar del evidente daño causado al patrimonio y a la imagen en pleno centro de la capital.

El Gobierno de Navarra ha permitido, a sabiendas, todo tipo de negocios irregulares en su interior y ha sido incapaz de contar la verdad a los ciudadanos. Los okupas y los grupos satélites de la izquierda abertzale se han enriquecido con negocios de hostelería sin control alguno, ni económico ni de salubridad, mientras el resto de hosteleros de Pamplona apoquinaba sus impuestos cada vez más elevados y veía como el propio Gobierno foral se les reía en su cara.

Uxue Barkos y su partido, el PNV que dirige Navarra desde Bilbao, han alargado hasta el casi fin de la legislatura el privilegio de los radicales para hacer de su capa un sayo y demostrar que los violentos siguen en Navarra por encima de la ley y del resto de ciudadanos, que subvencionan con sus impuestos las juergas y el cachondeo de los parásitos abertzales.

La presidenta del Gobierno fingió en agosto un desalojo para evitar problemas ante la justicia, que reprendió su lamentable actuación. Y ahora, Barkos y sus consejeros escenifican una especie de revisión técnica en el edificio para poder tener una excusa a la que agarrarse ante sus socios antes de que ocurra una tragedia en el interior debido a los desperfectos que presenta el inmueble y que los okupas han acrecentado.

Barkos ha mostrado de nuevo su sumisión a Bildu y su incapacidad para liderar un Gobierno ante los ciudadanos, hartos de su complacencia con los violentos, con los que pactó a pesar de su indisimulado apoyo a los terroristas que devastaron Navarra durante años. 

Mientras el sainete de los okupas continúa en Pamplona, con el beneplácito del Gobierno foral y el Ayuntamiento, los violentos toman las calles de Pamplona y la kale borroka es la película perfecta que resume los cuatro años de un gobierno negro en la historia de Navarra.


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