• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / Desde la década de 1990 realiza entrevistas para el periódico El Mundo.

El CIS y los imprescindibles

Por Esther Esteban

Tres de cada cuatro españoles consideran que los políticos "no se preocupan mucho" de lo que piensa la gente y que esté quien esté en el poder "siempre" buscan sus "intereses personales".

Así lo muestra el barómetro postelectoral que el (CIS) ha publicado el mismo día de la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones para el 26 de junio. Aunque los periódicos señalan que este sondeo es atípico porque, por primera vez en democracia, la incapacidad de los partidos para llegar a acuerdos ha obligado a disolver las Cámaras y repetir los comicios, creo que el Centro de Investigaciones Sociológicas da en el clavo. La clase política, incluidos los llamados partidos emergentes, se han convertido en una suerte, no de casta, sino de magma endogámico con el fin último de situarnos en un insufrible día de la marmota. Si yo fuera un político y leyera el último Barómetro me quitaría el sueño pensar que más de la mitad de los españoles cree que la situación política es mala (38,5) o muy mala (20,2), o que se muestran mayoritariamente insatisfechos con la democracia y, de hecho, el nivel de confianza del Parlamento y los partidos no llega al aprobado: obtienen 4,06 y 3,19 puntos en una escala que va del 0 al 10. Mientras los mal llamados padres de la patria se siguen mirando al ombligo instalados en una especie de miopía partidista contagiosa, los ciudadanos les seguimos viendo más como un problema que como parte de la solución, mientras nosotros seguimos en el mundo real y nuestras principales preocupaciones son el paro, la corrupción y economía.

Dicen los sociólogos que el 26 J es previsible que suba muy sustancialmente la abstención y me temo que vuelven a dar en el clavo, porque el hastío en la sociedad es palpable y manifiesto. No es ninguna novedad que en este CIS, como ocurría antaño con el llamado bipartidismo los líderes de los cuatro partidos más importantes suspendan, teniendo en cuenta que han tenido en estos cuatro meses un diálogo de sordos difícil de entender cuando nuestro país que sigue sumergido en la crisis aunque algunos intenten maquillarlo. El otro día coincidiendo con la celebración del dos de Mayo en Madrid la cantante Estella Morente reprochó a los políticos presentes que no haya diálogo. "Estamos hartos de que en España no haya diálogo" dijo la cantaora en presencia de representantes de todos las formaciones políticas, para añadir a continuación que " España no merece un país sin gobierno, un país sin diálogo". La artista se limitó a poner voz a lo que piensa la llamada sociedad civil, siempre silente, casi siempre ausente, pero no por ello indiferente.

La repetición de elecciones es un enorme fracaso de la política pero sobre todo de los políticos, incapaces de llegar a un acuerdo en nada cuando ese fue exactamente el mandato de las urnas. A mi me da exactamente igual qué partido va capitalizar el desacuerdo, pero le rogaría a todos que se abstuvieran muy mucho de entonar en esta campaña el y tú más y también que nos ahorren las monsergas de la paja propia y la viga ajena a las que nos tienen acostumbrados. Al final no habido esa dicotomía entre lo nuevo y lo viejo, entre la nueva y la vieja política, entre el bipartidismo y el multipartidismo, entre la derecha y la izquierda. Todos han querido conservar su parcela de poder, y no se han movido una ápice salvo para poner en valor la nueva moda del postureo, esa política de aparentar lo que no se es, de prometer y no hacer, de Travestismo, y grandes dosis de maquillaje ideológico con las que ocultar muchas carencias. Cuando oigo hablar de "vetos" se me ponen los pelos como escarpias, porque si el 26J se repitieran los resultados y todos mantienen sus posturas no encuentro salida posible.

Mi colega y amigo Raimundo Castro acaba de publicar una estupenda novela titulada "Los imprescindibles" sobre los últimos maquis. En la misma a modo de prólogo recoge una frase de Bertolt Brecht sobre los hombres futuros: "Vosotros que surgiréis del marasmo en el que nosotros nos hemos hundido, cuando habléis de nuestras debilidades pensad también en los tiempos sombríos de los que habéis escapado. Cambiábamos de país como de zapatos a través de las guerras de clases y nos desesperábamos donde sólo había injusticia y nadie se acaba se alzaba contra ella. Y, sin embargo, sabíamos que también el odio contra la bajeza desfigura la cara. También la ira contra la injusticia pone ronca la voz. Desgraciadamente, nosotros, que queríamos preparar el camino para la amabilidad no pudimos ser amables. Pero vosotros, cuando lleguen los tiempos en que el hombre se amigo del hombre pensar en nosotros con indulgencia" .

A veces, querido Raimundo, tengo la sensación de que nada cambia, lo que me llena de inquietud y melancolía.


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El CIS y los imprescindibles