• jueves, 28 de marzo de 2024
  • Actualizado 13:32

Opinión / Periodista. Director de Comunicación y Marketing del Consejo General de la Abogacía Española.

No es a quién sino para qué

Por Francisco Muro de Iscar

Los resultados son tercos y las encuestas, antes o a pie de urnas, sirven para poco porque los ciudadanos no dicen la verdad o hay un voto oculto que sólo aparece en las urnas.

No ha habido sorpasso, no ha habido hundimiento del PSOE y muchos de los votos de Ciudadanos han regresado al PP. Este país está dividido en dos grandes bloques y el PSOE va a tener un papel decisivo, porque va a tener que elegir si trata de gobernar con Podemos y con más de un aliado independentista, con todo lo que eso significa o se suma al pacto o se abstiene y es deja gobernar al PP. El gobierno con Podemos y más es una bomba para el PSOE, pero es casi seguro que Pedro Sánchez tratará de sentarse en una mesa con ellos y con otros. Podría volver a intentar el acuerdo con Podemos y Ciudadanos al tiempo, pero eso parece imposible La opción mejor sería una cuarta, que es la de la gran coalición PP-PSOE-Ciudadanos, que daría una gran estabilidad al país, confianza a los inversores y a los ciudadanos y haría posibles la reformas que necesita este país en terrenos como la educación, las pensiones, la configuración del Estado, la política fiscal, la justicia o la sanidad.

Los resultados indican que el gran triunfador de las elecciones ha sido el PP, que ha ganado en casi todas la autonomías y en la mayor parte de las provincias, ha aumentado significativamente sus escaños, contra todo pronóstico y a pesar de la corrupción y todo lo demás. Incluso a pesar de Rajoy, que ha vencido a sus fantasmas. Pedro Sánchez también es otro triunfador porque, contra todo pronóstico, ha sobrevivido a Susana Díaz y a Pablo Iglesias que, junto a Rivera, son los dos perdedores. Iglesias no ha sumado nada pese al suicidio de Izquierda Unida -también les van a pedir cuentas- y Rivera ha pagado el pacto que nunca fue posible.

Con todo, lo más importante no es qué ha votado la gente, sino para qué ha votado, qué quieren que hagan los líderes con sus votos. Y aunque los líderes tratarán de llevarse el agua a su molino, los electores han ratificado su confianza en el PP, a pesar de sus errores, y han aumentado su distancia con el PSOE de manera muy significativa. No han hundido al PSOE y no le han dado ningún cheque a Podemos, a pesar de su soberbia. Entre los dos partidos de la "casta" suman el doble que lo que suman los nuevos partidos. Eso significa que los ciudadanos no quieren aventuras sino pactos fuertes, sólidos, de unidad y de futuro. No quieren otras elecciones sino acuerdos. No han votado por un gobierno de progreso, en el caso de que un Gobierno con Podemos lo fuera, sino por la estabilidad. Han votado contra las aventuras y contra los aventureros. Es tiempo de humildad, de generosidad y de mirar a los intereses generales. Ahora es el momento de ver si tenemos líderes con grandeza o políticos de bandería.

No va a ser fácil gobernar. Pero es el momento de pactar las grandes reformas, al menos para la próxima década. Hay muchas amenazas sobre Europa y sobre España. Necesitamos ese gran acuerdo.


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