• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión /

Universidad y violencia

Por Gustavo Galarreta

El autor reflexiona sobre los hechos ocurridos la Universidad Autónoma de Barcelona, donde unos pocos violentos consiguieron suspender un acto cultural de Sociedad Civil Catalana. La materia de la seguridad en las universidades se ha puesto de actualidad, pero; ¿Qué sabemos al respecto?

Manifestación en Barcelona tras la aplicación del artículo 155 en Cataluña.
Manifestación en Barcelona tras la aplicación del artículo 155 en Cataluña.

Hace unos pocos días, en la Universidad Autónoma de Barcelona, Sociedad Civil Catalana organizaba un acto académico en el cual uno de los mayores conocedores de Cervantes; el francés, Jean Canavaggio, tenía previsto dar una conferencia sobre el autor del Quijote.

Como es sabido la conferencia tuvo que ser suspendida debido a la presencia de una serie de radicales que realizaron un acto de sabotaje del acto que dio al traste con la conferencia y que dejo un fiel reflejo en lo que se han convertido algunas universidades.

En mi opinión, lo más triste de los hechos no fue ya la cancelación de la conferencia por la presión de los grupos radicales independentistas que ahí se dieron cita como; la CUP, SEPC, Arran o los CDR, si no qué, quien dio la orden de suspender el acto fue el propio rector de la universidad.

Si analizamos la situación, lo normal habría sido llamar a la policía para expulsar de la Universidad a quien estaba boicoteando un acto cultural, pues no, el rector decidió que el acto cultural se daba por finalizado mientras los violentos seguían con sus acciones de presión.

Viene de muy atrás la creencia que tanto en las distintas facultades como en los campus, la presencia de la policía solo puede darse a requerimiento del propio rector de la misma, pues no es así.

La policía a requerimiento de cualquier ciudadano o en las distintas labores de seguridad ciudadana puede acceder a las universidades públicas como a cualquier otro lugar público.

Esta vieja creencia viene dada por la interpretación arbitraria que algunos rectores han dado al principio de  “Autonomía de las Universidades” que viene recogido en el Artículo 28.10 de nuestra Constitución, donde habla de esa autonomía, pero solo en los términos que la Ley establezca.

Esos términos quedan reflejados en la Ley Orgánica 6/2001 de Universidades, donde habla de la autonomía y del principio de libertad de; catedra, investigación y estudio.

Esos son los términos en los que nuestra Constitución ampara la autonomía de nuestras universidades, en los que todas las universidades tienen autonomía en elegir sus materias de estudio o las distintas líneas de investigación, pero en lo concerniente a materia de seguridad no es distinta a cualquier edifico o conjuntos de edificios públicos.

Pero lo triste es que algunas Universidades como la Autónoma de Barcelona son reincidentes en ponerse del lado de los violentos en vez de proteger a los que querían ejercer su derecho de reunión y sobre todo la importancia intrínseca que lleva cercenar el derecho de adquirir cultura quien así lo desee. 

Hablaba de reincidencia, en este caso; la Autónoma de Barcelona en el año 2003 demandó a la Policía Nacional tras disolver dicha Policía unos disturbios que se produjeron dentro de la Universidad, la propia Universidad argumentaba en su demanda la “Autonomía de la Universidad” y como las fuerzas del orden habían accedido al campus de la universidad sin permiso del Rector.

Fue el propio Tribunal Supremo quien sentó jurisprudencia en la materia, indicando que la autonomía era en materia de cátedra y no en orden público, por lo cual entendía como correcta la actuación policial.

En Navarra tampoco nos hemos visto libres de distintas polémicas en materia de seguridad pública dentro de la UPNA y en todos los casos toda actuación policial dentro de nuestra universidad se ha atenido a derecho, pero con un denominador común respeto a la Universidad Autónoma de Barcelona, la presión de grupos independentistas que han intentado coartar la libertad de adquirir conocimientos a los que no piensan como ellos.

Todo acto violento es reprochable, pero cuando estos se realizan en los que deberían de ser centros de referencia para el conocimiento y el entendimiento entre los que piensan de distinta manera, es todavía más difícil de entender.

De un tiempo a esta parte se dan en algunas universidades acciones y actitudes que poco tienen que ver con el conocimiento y la reflexión, sino todo lo contrario, vemos como algunos profesores universitarios se sienten cómodos entre la tensión y la crispación dentro de la universidades.

Entiendo que tiene que ser la juventud que se forma en nuestras universidades quien mire al futuro con ganas de mejorar la sociedad en la que vivimos, pero la violencia y los actos de presión a los que no piensan como uno tienen que quedar fuera de cualquier ideario.


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