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Opinión / A mí no me líe

El aberchándal odia la bandera de Navarra. Capítulo 1200

Por Javier Ancín

La bandera de Navarra para un aberchándal es tan dañina como la criptonita para Superman. 

Acto de colocación e izado de la bandera de Navarra en la plaza de los Fueros de Pamplona. EFE/ Jesús Diges

Oh, Dios mío. Tenemos nueva polémica en Irroña. Qué barbaridad, habrase visto, cómo ha podido el alcalde Maya cometer semejante tropelía, ha puesto una bandera de Navarra en la plaza de los Fueros de su capital, Pamplona. Intolerable, gritan unos, hay que tirarla, berrean otros... y se rasgan todos la camisa al compás, de forma figurada, que ya van con el outfit veraniego de camiseta de tirantes. Ya tenemos a los aberchándales barra podemitas, valga la redundancia, en su estado natural: cabreados. 

La han visto ondear y les ha pasado como a los vampiros cuando les enseñas un crucifijo, que crispan el rictus, se les agarrotan las manos que se llevan a los ojos y entre horribles alaridos caen de rodillas a tierra, completamente aniquilados. Cuando tu proyecto consiste en dejar la bandera de Navarra a la altura de la de Álava -¿alguien conoce cómo es la bandera de Álava?- porque sobre las regionales va la sacrosanta ikurriña, normal que les moleste tanto que quede tan claro que en Navarra su bandera es la de Navarra. 

La bandera de Navarra para un aberchándal es tan dañina como la criptonita para Superman. Que vale mucho dinero colocarla, dicen. Dejamos de subvencionar la Korrika con dinero público, esa carrera a favor de otra bandera, una ideológica y excluyente como es la ikurriña, y al segundo año estaríamos ganando pasta para sanidad y educación, que ya tendríamos pagada la de Navarra para siempre.

Obviamente el dinero no es el problema, es la excusa. El problema es que, conseguida desterrar hace tiempo la española, subieron un escalón, doblaron la apuesta identitaria aberchándal, y ya no se sienten representados ni por la bandera de Navarra, a la que atacan como si fuera lo más horrible del mundo, porque donde hay una bandera de todos como es la de Navarra, no puede haber una bandera solo suya, la ikurriña de la fantasmagórica Euskkkalerría.

En cada plaza de los pueblos del País Vasco hay un mástil con una ikurriña. Si sumas metros de mástil y de ikurriñas podrías tapar entero el cielo, pero no les habrás oído decir nada contra ese gasto a los simpatizantes ni a los partidos que hoy llaman trapo  innecesario a la bandera de Navarra. Tan exagerado es el tema al otro lado de la muga que en San Sebastián, como no les parecía suficiente con una, la que había en el monte Urgull, tuvieron que poner otra ikurriña en la plaza de Guipúzcoa, para dar sombra a los patos del estanque. 

¿Cuántas multas nos han hecho pagar a todos los navarros los aberchándales por incumplir la ley de banderas colgado la ikurriña, que solo representa a un espectro ideológico concreto, que además es minoritario en Navarra? En Villava no soportaban no poder imponeral y los mismos que claman contra la bandera de Navarra y su gasto, levantaron un mástil adosado al ayuntamiento para izar su ikurriña. Por dinero, la ikurriña, que no sea, pero poner la de Navarra es un gasto innecesario. Ah, perfecto.

En fin, ni caso, que al final es lo de siempre, lo que cabrea al podemita y al aberchándal, valga la redundancia, conviene. Aunque solo sea por las risas de verlos destilar bilis y echar espuma por la boca contra la bandera de Navarra, que ya han llegado al delirio desquiciante de no soportarla. Cualquier día les da por acabar con los Sanfermines, por demasiado navarros, es decir, fachas, que su asociación mental ya está en ese delirio, para llamarlos aste nagusia de Irroña. Y eso es todo. 


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El aberchándal odia la bandera de Navarra. Capítulo 1200