"Ya no te puedes fiar de él, es decir, ya no te puedes fiar del gobierno que te dijo que te iba a proteger y no te protege. Ya no estás tranquila en ningún momento".

Con el gobierno de Sánchez siempre es la misma canción. Letra y música: Falla, este sistema que antes funcionaba falla. No es fiable. Ya no marcha, ya no anda. Hemos cambiado de proveedor por una cuestión ideológica, es decir, estética y no práctica, y ha dejado de ser útil.
No lo digo yo, ni siquiera lo dicen los partidos de la oposición. Esto no va de guerritas políticas, que la voz de alarma la dieron las propias mujeres —otras fachas, supongo— que antes estaban protegidas y ya no lo están. El sistema de pulseras telemáticas antimaltrato falla más que una escopeta de feria. «Estoy frente a mi maltratador», comentaba en unas declaraciones una víctima estos días, «y el sistema que debía protegerme no ha sonado».
Ya no te puedes fiar de él, es decir, ya no te puedes fiar del gobierno que te dijo que te iba a proteger y no te protege. Ya no estás tranquila en ningún momento. Ya vivo con el miedo en el cuerpo 24 horas. Ya no hay paz, ya no hay vida. Ya solo hay miedo. Más o menos es lo que decía esta mujer en los medios.
El gobierno de Sánchez, vía su ministra Irene Montero, decidió prescindir de un servicio que había salvado vidas de mujeres durante 15 años, que había contribuido a que la vida de las maltratadas fuera más vivible, menos angustiosa, porque quien proporcionaba esa paz mental era una empresa israelí.
Y prescindieron de esa empresa como prescindieron de la Vuelta Ciclista a España, por Palestina, y compraron unas nuevas pulseras en AliExpress, esa especie de bazar chino digital con productos baratos y de calidad… pues bueno, pues ya sabemos, pues de aquella manera. Que a lo mejor sirve para hacerse con una rasqueta con la que limpiar la vitrocerámica, pero no parece el mejor lugar para comprar un bisturí destinado a operaciones quirúrgicas.
Hoy también sabemos que en diciembre de 2024 una mujer en Mallorca fue asesinada por su ex-pareja a cuchilladas en su propio coche —su hija lo presenció todo— y ni en ese momento se activó el sistema de alerta de quebrantamiento de la orden de alejamiento en el dispositivo, dicen en este caso los policías que se encargaron del asunto.
Puede que haya sido la propia mujer la que manipulara el sistema para que no sonara, alegan los que siempre buscan una excusa que beneficie al gobierno. Pues muy bien, pues ya está, arreglado: ha sido culpa de la asesinada, no de las pulseras que dicen las propias mujeres que han dejado de avisar. Si así os quedáis más tranquilos, en vez de asumir que la chapuza de las nuevas pulseras ha podido costar una muerte evitable, pues tan contentos todos. Total, tampoco puede defenderse ya. La responsable, la mujer.
El caso es que había un sistema eficaz que protegía a las mujeres desde hace un montón de años, pero el gobierno de Sánchez necesitaba hacerse la foto con la bandera palestina y prescindió de él no por criterios técnicos sino por puñetera imagen, porque la empresa que salvaba vidas de mujeres era israelí.
Entre la seguridad de las mujeres y la ideología, Sánchez y su gobierno eligió la ideología y ha dejado vendidas a las mujeres. Pues ya está. Es lo que hay. Para que sobreviva Sánchez políticamente, hay que poner en peligro de muerte a las mujeres. 20 meses, esto lo dice el CGPJ, lleva ignorando el tema el gobierno. Que pase el siguiente escándalo. Qué más da ya todo. Vota PSOE. Y eso es todo.