- lunes, 09 de diciembre de 2024
- Actualizado 20:49
Vaya por dios, hace unas semanas me fui al Sadar a comprar una camiseta, la camiseta del centenario nada menos, y le puse el dorsal del Chimy Ávila porque me parece un ejemplo de trabajo, constancia, amor por un Osasuna (no tenía obligación de bajarse el sueldo al estar lesionado y aún así decidió que el también arrimaba el hombro en esta pandemia recortándose el salario), entrega, no desfallecer en las malas y luchar para sobreponerse a las malditas lesiones, en silencio, sin estridencias y ahora ya no me la puedo poner por Irroña porque si lo hago soy un fascista.
Así están las cosas. La inkisicion aberchándal, que le importa una mierda Osasuna, no nos engañemos -la de multas que han tenido que pagar entre todos los socios por sus actuaciones sancionadas por antiviolencia, por ejemplo-, el club solo es una palanca más que utilizan ideológicamente para sus fines políticos, ha decidido que el chaval que se ha dejado las rodillas, la salud, por ti, que pagas la tarjeta, es un peligroso defensor del fascismo que hay que cancelar, palabra de moda, es decir, expulsar de la sociedad.
¿Y cuál es el delito gravísimo que ha desencadenado esta tormenta? Que el Chimy colgó una foto en su Instagram con una camiseta en la que se leía una frase inofensiva, como de carpeta clasificadora de mis años de 2 de BUP, "El miedo es una reacción. El valor, una decisión”, junto al perfil serigrafiado de un político al que no se pudieron cargar en sus tiempos el terrorismo aberchándal, verdadero quid del asunto, y que hoy para liquidarlo, está ya feo pegarle tiros en la nuca a la gente o ponerle un bombazo bajo el coche, acusan de xenófobo.
Anatema. Rasgamiento de vestiduras. Esto no lo podemos tolerar. Que alguien tenga una ideología contraria a la suya, que creen única, verdadera, o ninguna ideología, qué más da, es solo la excusa para que aquí nadie discrepe, nadie disienta, creando la ficción de que el Sadar son ellos, de que el Sadar es uniforme, cuando todos sabemos que los estadios son un reflejo perfecto de las sociedades. Es decir, para que nos entendamos, en el Sadar hay el doble de partidarios de la derecha navarra que del partido de la eta.
Es todo demencial, sobreactuado, como todo lo que incumbe en Irroña al aberchandalismo. Incluso el Josebas estaba desbarrando y dando tumbos por las terrazas de tuiter pidiendo, exigiendo, lanzando contra el jugador a su manada, para que, nada menos, lo despidieran de su puesto de trabajo. En fin, para variar, patético el personaje.
La semana pasada unos aficionados aberchándales en Guernica amenazaron con quemar vivo, incluso pretendieron lincharlo en el césped, al hijo de Iturgaiz, que fue allí a jugar un partido de fútbol con su club, por ser hijo de Iturgaiz y ninguno de estos que hoy despotrican contra Chimy se ha solidarizado con la víctima de este ataque xenófobo ni han montado campañas contra la xenofobia en el fútbol vasco.
Si quieren combatir la xenofobia lo tiene sencillo la inkisicion aberchándal, se ponen un espejo delante y se mandan a la mierda a ellos mismos. Pero una vez más se demuestra que no es el qué, es el quién. Siempre es el quién. Y el quién nunca son ellos sino que somos los demás. Y eso es todo.