10 años lleva el aberchandalato socialista en el poder. 10 años donde la sanidad ha pasado de que las lentejas llegaban tibias a las habitaciones, como mayor drama, a que directamente se cierren servicios sanitarios cada mes. Esta vez le ha tocado el chinazo a las urgencias de Olite, que directamente el gobierno de Txibite las ha hecho desaparecer. Agur eta olore, a muerto, que dicen los etarras.
10 años en los que hemos pasado de que todo el mundo sacara pecho del Servicio Navarro de Salud a que nadie, salvo los filólogos vascos que ahora pueden leer carteles como kolonoskopia, sepa decir nada bueno cuando se le pregunta. Da igual con quien hables, todo son historias de terror: centros de salud vacíos, listas de espera imposibles, hacinamientos en urgencias, fallos, errores, supresión de servicios, miedo, desesperación... Todos tenemos casos cercanos. Que cada uno elija el suyo.
Si yo que soy un mindundi, cuando tenía redes sociales no había día que no recibiera un mensaje contándome algún salchucho sanitario, cómo debe de estar de rebosante la sentina esa en la que han convertido los del PSOE y los aberchándales la sanidad foral.
El otro día alguien me localizó en Instagram, donde tengo una cuenta privada en la que cuelgo fotos bonitas, alejado del mundanal ruido, y me calzó sus preocupaciones sanitarias, de nuevo, como si yo pudiera hacer algo.
Terminan todos los mensajes parecido, no hay derecho, escribe algo, como si esta columna fuera algún bálsamo de fierabrás o tuviera algún tipo de influencia o simplemente lo fuera a leer alguien. Esta columna no la lee nadie, organícense, salgan a la calle, manifiéstense, punteen a los sindicatos porque esos siempre van con el gobierno que es quien les paga para evitar que las calles se les vuelvan en contra, peleen porque les devuelvan una sanidad razonable, yo que sé, hagan algo. No se resignen a la profecía autocumplida de languidecer con el chándal de la piscina puesto. Ménteles la madre a todos esos aberchándales esquiroles, desertores del pueblo siendo unos peones muertos de hambre, guardaespaldas gratuitos del poder, que dicen que la sanidad va mal porque los navarros no saben usarla y la boicotean.
El gobierno de Txibite está sangrándoles a impuestos más que ningún otro gobierno de Navarra en la historia, recaudaciones récord tiene, y con más pasta que nunca solo les ofrece para cuidar de su salud cierres, derribos, escombros y solares. Y una centralita inteligente, oigo que han puesto. Llamas al centro de salud para pedir cita, no te coge nadie, como pasa habitualmente, pero anota tu número que pasa a una lista, otra lista de espera más, para que te llamen ellos. ¿Cuándo? Ni se sabe, lo único que he oído es que si vuelves a llamar, desesperado porque no se comunican contigo, pierdes el turno y te colocan el último. Inteligente la han bautizado, para descojonarse más de ustedes, contribuyentes forales. Y así con todo. Marca Acme, que es como decir marca PSOE, la de los trastos inservibles que usaba el coyote para intentar cazar al correcaminos. Nunca lo logró, como nunca se logrará si no se le agarra por la pechera política a Txibite para que devuelva la sanidad al menos al punto en el que estaba hace diez años. Móntenle un escrache a Coronalzorriz, que lo tienen de bares ufano cada fin de semana por Pamplona, al menos por las risas. Aprendan de la izquierda y sus mareas.
En Navarra solo funcionan ya las subvenciones de las que viven todos los amigos de Txibite y su aberchandalato, que deben ser legión, porque esto es una balsa de aceite social donde solo hay manifestaciones por los conflictos del final del Mediterráneo, y que a mí personalmente me importan un mojón más alto que la estatua esa tan kitsch, tiene hasta caracteres íberos, tú, que hay en el paseo Valencia. Y eso es todo.