• domingo, 08 de septiembre de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Cuando el abertzale manda, el trabajador se jode

Por Javier Ancín

"No vayas a levantar la voz más de la cuenta haciéndole con ello el juego a los fachas que quieren desalojarnos del euskopoder. Quien se queje de nuestra gestión es un traidor a la patria vasca. Así funcionan las cosas por aquí desde hace décadas. Ellos mandan, tú te callas y obedeces. Punto".

Un camión de basura vacía un contenedor. PABLO LASAOSA
Un camión de basura vacía un contenedor. PABLO LASAOSA

Uno asiste al mundo con asombro, pero asombro chungo, como de estar viendo prodigios que no sirven para nada, prodigios de los de apartar la vista con un ay-ay-ay, porque sabes que todo se va a desmoronar, con estrépito, dejando la estructura en un amasijo de hierros y muy probablemente sangre.

Con asombro y con pudor, porque una cosa es cagarse en ese aberchándal de las camisetas de la Mancomunidad -por fuera, porque por dentro se ha hecho un despacho pijo como habrá pocos en Pamplona, de jefazo de república bananera, de las antiguas, de las clásicas, de las de camisa blanca con gemelos, corbata, chaleco y chaqueta y mucho lameculos a su alrededor-, cuando constatamos que se había gastado millones de euros en poner tarjetas para tirar la puta basura y otra, más terrible, cuando descubrimos, casi de tapadillo, que en los Sanfermines, un trabajador del servicio de recogida de basura se mató porque los camiones, según explican los propios currelas, son una mierda.

Nadie habla del asunto, básicamente porque los que monopolizan desde hace décadas los gritos, sindicatos batasunos, sindicatos de izquierda, todos ellos sindicatos de gambón rojo y champán del caro, hoy son los que mandan y una cosa es usar a los trabajadores para llegar al poder mientras por el camino van llenándose el estómago de cosas ricas y otra, bien distinta, mejorar sus condiciones una vez que lo has ocupado. Silencio. Una pequeña concentración delante de la sede faraónica que se ha hecho el jicho ese, sin eco alguno, y adiós.

¿Pasó algo cuando reventó aquel vertedero en Zaldivar, sepultando a dos trabajadores? Nada. El cuerpo de uno de ellos nunca se ha llegado ni a encontrar.

¿Pasará algo ahora con la muerte de este trabajador de la Mancomuidad recogiendo la basura durante San Fermín? Menos. Cuando el aberchándal manda, el trabajador se jode si le pasa algo. Chitón. No vayas a levantar la voz más de la cuenta haciéndole con ello el juego a los fachas que quieren desalojarnos del euskopoder. Quien se queje de nuestra gestión es un traidor a la patria vasca. Así funcionan las cosas por aquí desde hace décadas. Ellos mandan, tú te callas y obedeces. Punto.

En la tierra de la manifa perpetua, de la manifa completamente superflua, es decir, estúpida -Pamplona durante el año tiene las avenidas del centro cortadas cada maldito sábado-, cuando ocurre algo serio de verdad, algo indignante con nombre real, no hay huevos para manifa alguna. Una cosa es manifestarse por los pingüinos del Ártico -cuanto más lejos la movida del epicentro del poder aberchándal, mejor- y otra manifestarse porque hay un trabajador muerto, que si los que mandan hubieran hecho bien su trabajo hoy estaría vivo.

Lees la noticia y es de alucinar. Incorporan unos nuevos camiones para el servicio de recogida de basura a los que se les atascan los contenedores o directamente se les caen cuando son izados. Maravilloso. Y en vez de retirarlos, asumir lo inútil que eres gestionando y solucionarlo para que no pase una desgracia, lo dejas correr y bueno, es lo que hay, vamos a escribir un protocolo para guardarnos las espaldas por si sucede algo.

Y acaba sucediendo, claro, cómo no va a suceder si le das una herramienta inservible al cúrrela. El trabajador, imagínense la escena, con el marrón que es quedarse con un vehículo grande inutilizado en mitad de los Sanfermines, gente, coches, furgonetas de reparto... yo qué sé, prisas, ya saben, nervios, cisco, follón, y como el de la camiseta que es su jefe no va a venir a solucionarle la movida, decide subir al techo de la cabina y tratar de salir de ese embrollo él, porque el que tiene el marrón en ese instante es él, no la Mancomunidad.

Millones de euros gastados en poner contenedores chivatos, con tarjeta, nadie sabe exactamente para qué, salvo para controlarnos obsesivamente, y los camiones que los tienen que recoger son un peligro para trabajador y viandantes. Es que no se tenía que haber subido... lo pone en el protocolo, se empieza a oír por ahí cuando preguntas. No se tenía que haber subido si vosotros que sois unos criminales le hubierais dado una herramienta de trabajo en condiciones, no una puta mierda que le ha acabado costando la vida. Y como de dimitir ni hablamos, ni le van a cesar los del Psoe y el partido de la Eta que lo pusieron a cobrar sueldazo ahí, pues nada, a por el siguiente drama. Y eso es todo.

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Cuando el abertzale manda, el trabajador se jode