Si no la llega a sujetar y a apartar el munipa del balcón, no descarto que se hubiera despeñado sola... y la culpa sería del fascismo españolista.
- domingo, 28 de abril de 2024
- Actualizado 21:50
La escena es para verla. Y así la veo, desde la playa con el móvil, que es como se ven ahora las cosas, con una distancia sideral, tras un bañito, camino de la terraza por una arena que quema.
Antes estas historias te pillaban de otra forma, con el cuerpo más predispuesto a recibir las majaderías, delante de la tele, con el telediario puesto. Hoy todo ha cambiado. Miras la realidad política, o lo que sea eso que nos quieren chutar ahora en vena, como quien ve una marcianada lejana, no ya a tu vida, sino a la de cualquiera que no sea un loco fanático.
No me extraña que la izquierda barra nacionalismo nos quiera quitar el último reducto que nos queda de vida libre a los pobres, el veraneo -por el bien del planeta, siempre por el bien del planeta-, porque si les miras desde aquí, desde esta felicidad tranquila, desde el sosiego de estarte secando al sol, con un regusto de olas saladas en los labios, es imposible no sentir un rechazo absoluto por sus ideologías. Ideologías que perpetuamente supeditan a los ciudadanos a una mística territorial delirante, haciéndoles vivir en una eterna alerta, en un eterno cabreo, que ya nadie, a poco que mire, sabe contra qué es. Madrid, el fascismo... entes que no significan nada.
Hace veinte años yo fumaba dos cajetillas de Lucky al día y conozco bien los efectos de la nicotina. Cuanto más fumabas más necesitabas fumar para calmar la ansiedad que te producía la propia droga. La nicotina era el remedio contra la ansiedad de la nicotina. Un círculo tan loco como el que ahora padecemos.
Al nacionalismo no le recuerdo otra estrategia en 40 años. El PSOE desde Zapatero ha copiado el método y acelerado el proceso, que viendo que se le podían escapar votantes por el centro saltando al PP, decidió cerrar el grifo inoculando en sus bases la misma sustancia para controlarlos: cuando nos libremos de los fachas, todo mejorará por sí solo. Y en ese ‘todo’ va desde el paro hasta las listas de espera de la sanidad pública. Y por ahora les funciona a las mil maravillas.
Mueren tantas mujeres asesinadas como siempre, después de cuatro años con un ministerio de igualdad a pleno rendimiento y con un presupuesto descomunal, la culpa de la derecha que es muy fascista. Hemos quebrado la economía de nuestras regiones con políticas identitarias, que básicamente se reducen a comprar y comprar gente: la culpa es de Madrid que no nos da más dinero para seguir profundizando en el invento este.
De la gestión nunca se habla, porque desde la gestión desnuda no pueden sacar pecho de nada. Ese es el triunfo de este régimen nacional socialista del PSOE con sus socios, convertir a sus votantes en fieles creyentes: cuando lleguemos a nuestra tierra prometida todo funcionará. Y el creyente traga con la idea de que con estos mismos que hoy no consiguen arreglarle nada, lograrán que todos los engranajes funcionen a las mil maravillas.
Y es de aquí desde donde hay que entender la escena de las fiestas de Estella, esa en la que una tipa con cara de haber dormido poco, de ir pasada de vueltas, agita frenética, con medio cuerpo fuera de una barandilla del ayuntamiento, un trapo que dicen que era una ikurriña. Tomad, vuestra nicotina, pringado pueblo. Fumadla, seguimos necesitando vuestros votos para que esta rueda no pare nunca.
Si no la llega a sujetar y a apartar el munipa del balcón, no descarto que se hubiera despeñado sola... y la culpa sería del fascismo españolista. En fin, qué pereza da todo cuanta más distancia coges. Y en esta mesa del chiringuito, mirando a la gente tranquila, estoy ya muy lejos de todo esto que me llega al móvil. Me reafirmo y me afano en el único mandamiento que rige ya mi existencia: a la vida hemos venido a veranear. Cerveza fría y otro par de tortitas de camarón, mirando el mar. Y eso es todo.
