Denunció que el gobierno se ha cargado la Vuelta a España como cortina de humo, usando la falacia del falso dilema: si no quieres que se carguen la Vuelta, es que estás a favor de la guerra.
Vaya, toda la maquinaria de la izquierda —mediática, política, tropa de base… la morralla que quieras meter ahí— la ha tomado contra Perico Delgado, un ciudadano sin más, deportista que comenta carreras en la tele, por atreverse a denunciar lo obvio. Maldito inconsciente, no sabes lo que has hecho, nos la pagarás. Denunció que el gobierno se ha cargado la Vuelta a España como cortina de humo, usando la falacia del falso dilema: si no quieres que se carguen la Vuelta, es que estás a favor de la guerra.
Uno contra el mundo, una vez más. Lo van a machacar, porque oponerse a las majaderías de la izquierda nunca sale gratis. Te cae encima toda la tromba de descerebrados y ya no te dejan en paz: cuando se cansa uno, toma el relevo otro para seguir atizándote.
Un día ha tardado la realidad en darle la razón a Perico. La realidad callada, la realidad silenciosa, que no ha tenido publicidad de toda esa maquinaria de izquierdas que está despellejando a Delgado.
Dos cosas curiosas ocurrieron ayer. La primera: después de reventar la Vuelta ciclista a España por lo malísimos que son por no querer expulsar a unos ciclistas, el PSOE pospone la aprobación del decreto para el embargo de venta de armas a Israel.
Por si fuera poco, el líder de IU, Antonio Maíllo, nos cuenta que, pese a la no aprobación de este decreto de embargo, ellos no se van del gobierno ni de coña. Sus ministros ahí se quedan. Nos ha jodido, con el frío que hace fuera del sueldazo y el coche oficial.
Que vengan los ciclistas a echarnos si tienen huevos, como nosotros fuimos a tirarlos al suelo y a lanzarles orines a la cara —esto lo pone la UCI en su contundente comunicado contra el gobierno de Sánchez— le ha faltado añadir.
El mismo gobierno de Sánchez, con toda la cuadrilla de sus socios que se cargó la Vuelta, exigiéndoles poco más o menos a los ciclistas que si no paraban la competición serían los responsables de que la guerra continuara, cuando hay que tomar una decisión concreta sobre la venta de armas —que, digo yo, tendrá algo más de influencia en la guerra que exigir a los ciclistas que paren—, se ponen de perfil y no la toman. Olé, olé y olé.
¿Habéis visto a las hordas de kaleborrokos, con sus banderas palestinas, ir a boicotear las sedes del PSOE, Bildu, Podemos… por no haber aprobado ese decreto? Yo tampoco.
Pero el malo es Perico. Ponlo en una diana y que le sigan atizando, mientras la izquierda se descojona porque ya ha encontrado otra gilipollez que lanzar a sus perros para que descuarticen a los que señalen la imbecilidad del asunto: el boicot a Eurovisión.
Porque de eso se trata: distraer, señalar al inocente y tapar las corrupciones propias. Es el manual de la izquierda desde hace décadas: fabricar un enemigo fácil, agitar a la parroquia contra él y así nadie mira donde de verdad duele: la corrupción generalizada del gobierno socialista. Y eso es todo.
