- miércoles, 11 de diciembre de 2024
- Actualizado 08:30
Ya estamos con los árboles... copón. Si algo le sobra a Pamplona son árboles. Tiene árboles de todos los tipos, colores, modelos, ideologías, confesiones religiosas, seguro que alguno aboga por el carril bici -aunque no lo use, como es tradicional entre sus defensores- y por tener, hasta un árbol cansado tenemos en Pamplona, un pino acostado que hay frente a la Casa Misericordia, mirando, aburrido, la Plaza de los Fueros.
Yo a ese le bautizaría como el Maiorga, elegante y decadente a la vez, el único aberchándal dandi, a nadie le queda tan bien en Irroña esos abrigos ingleses largos que suele gastar, y que descoloca tanto a los contrarios como a los suyos, cuando apoyado en la justicia... ESPAÑOLA... consigue que le den por ganadas las primarias a la manadamasía de EA, sea lo que sea Eusko Alkartasuna en estos momentos de la película dentro de la coalición de la ETA en la que está integrado o integrada, que en ese mejunje manda Sortu, que es quien manda en Bildu, que es quien manda en todo, hasta en Txibite, que es presidenta gracias a ellos.
El Maiorga es un árbol que está hasta los huevos del mundo pero sin irse de la política navarra, de su puesto en la mediana con su césped mejor cortado que el de El Sadar, del todo nunca. Se está a gusto ahí, en su jardín particular, sin que nadie le moleste. Yo lo apuntalaría con una barra de bar, cenicero incluido, y lo tienes ahí dando guerra más años que la secuoya -que rima con... la cabeza de Coronalzórriz- de la diputación, que ni un rayo consiguió partirla.
En mi burgo de Iturrama, el único burgo que merece la pena de Irroña, mi patria chica, mi refugio, los árboles ya están comiéndose en muchos puntos las fachadas, metiendo sus ramas hasta por por los balcones, amenazantes, como en los cuentos de terror infantiles. Vivo con verdadera angustia que cualquier noche adquieran vida y se lleven a algún niño que duerma plácidamente para ofrecérselo al sacamantecas borrachuzo del olentzero en su bosque recóndito, que lleva dos años sin dar por saco también y tendrá mono de crío.
A lo que iba, que me pierdo con mis divertimentos digresivos y me olvido de lo mollar.
Los que somos viejos pero no tanto, hemos visto crecer esos árboles nuevos, que sustituyeron a otros viejos, olmos que fueron talados, en el paseo de Sarasate. No hay nada malo en ello, es el círculo de la vida, unos se van otros llegan, unos mueren otros nacen. Si miras fotos antiguas de Pamplona te sorprenderás de que apenas había árboles hasta hace unas décadas, pero casi ni en el cauce del Arga. Los árboles a cascoporro por toda la ciudad, la selva de árboles que es hoy esta ciudad absurda, es un invento moderno, de hace menos de cien años.
Concluyendo, a ver, PSOE, con su mascarón de proa Esporrin a la cabeza, dejen de hacer el gilipollas y talen esos árboles sin historia alguna, adecenten ese paseo de una puñetera vez -a la manera del bule donostiarra, para que entren por el aro de la razón hasta vuestros socios acomplejados aberchándales de Irroña-, que lleva años dando asco, paseo y aberchándales, planten unos árboles nuevos y dejen que la nueva generación de pamplonautas disfrute, como lo hemos hecho las anteriores, de ver crecer sus propios árboles, joder.
Menos dramitas, que aquí lo heroico, con la humedad y lluvia que padecemos los caribeños encerrados en el cuerpo de un pamplonés, como yo, no es tener árboles en cada puñetero rincón, sino conseguir lo contrario, que no salgan como putas setas... que se llevarán los guipuchis en sus cestas. Y eso es todo.