• lunes, 10 de noviembre de 2025
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Opinión / A mí no me líe

El silencio feminista ante la violación en la Carpa Universitaria de Pamplona

Por Javier Ancín

"No esperes nada de quienes hacen bandera de estar de tu lado. Porque cuando les toque elegir entre defenderte a ti o mantener su relato, siempre escogerán el relato".

Imagen de la Carpa universitaria a rebosar. CARPA UNIVERSITARIA
Imagen de la Carpa universitaria a rebosar. CARPA UNIVERSITARIA

Es bueno conocer cómo funcionan las cosas. Más que nada por si algún día te acaba tocando, para que no te llames a engaño, para que no esperes nada. Estás sola, y sola te van a dejar.

A las llamadas feministas en Pamplona —en Pamplona y en el mundo entero, pero estamos donde estamos—, ni te cuento a los partidos de izquierda, barra aberchándales, que orbitan alrededor del feminismo: les importan las mujeres una mierda.

A las feministas —ni te cuento a los partidos de izquierda, barra aberchándales, que orbitan alrededor del feminismo— solo les importan los criminales. Si pueden usarlos para sacar votos, es decir, si detectan que se los pueden lanzar al otro lado de la trinchera para hacer responsables, poco más o menos, a cada votante de los crímenes o de las violaciones contra mujeres, como si fuera un plan de la derecha asesinar y violar mujeres para alcanzar sus objetivos políticos —cree el etarra ladrón que todos son de su terrorista condición—, entonces verás sus caras y sus profesiones hasta en la sopa.

De los violadores de la manada sanferminera y del psiquiatra asesino lo supimos todo desde el minuto uno. Ahora bien, si a las feministas —ni te cuento a los partidos de izquierda, barra aberchándales, que orbitan alrededor del feminismo— no les interesa el caso para sacar votos, si piensan que se les puede volver en contra, que puede caerles encima el escupitajo que lanzan al cielo, no sabrás quiénes son. Serán algo etéreo, una pequeña reseña en prensa, como los cuatro detenidos por la presunta violación en el parque de la Media Luna este fin de semana. Ya sabéis por qué. No hace falta, a estas alturas de la película, que os lo explique.

Con esta presunta violación, en el entorno de la fiesta de la carpa universitaria, no hay jaleo, no hay manifas, no hay torrente de condenas, no hay nada. Silencio. Algo dirán, supongo, para cubrir el expediente: que hay que dejar trabajar a la policía, que hay que apelar a la presunción de inocencia —esta vez sí—, que no se puede criminalizar a todos los emigrantes, fachita, pero sí a todos los andaluces, o españoles, o los de derechas, o todos los hombres, o blancos, o guardias civiles, o de clase media o alta, o lo que toque.

Y que corra el aire, y a seguir contando votos, creando observatorios para enchufar a familiares, amigos y compañeros de partido, y a colocar chapas en la entrada de la ciudad: Irroña no tolerará agresiones sexistas… si no nos conviene, claro. Que si nos conviene, fachita, las dejamos pasar con una pachorra/patxorra elefantiásica.

Así que ya lo sabes. No esperes nada de quienes hacen bandera de estar de tu lado. Porque cuando les toque elegir entre defenderte a ti o mantener su relato, siempre escogerán el relato. No hay hermandad, no hay sororidad, no hay lucha común: hay partido, hay escaño, hay dinero. Lo demás es ruido. Que no te engañen con pancartas ni consignas: si te pasa a ti, si te toca a ti, no serás un símbolo, ni una víctima, ni una causa. Solo serás una línea que olvidar antes de que amanezca. Y eso es todo.

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