Un lunes, festivo y después de un largo puente, todo se me hace muy raro para terminar viendo un Osasuna – Levante a cara de perros, ya que ambos equipos están con la soga al cuello (es un decir, pero casi).
Aunque el punto de Mallorca supo muy bueno debido a que superó un 2-0 inicial, los rojos no parecen estar fuertes este año ante ningún equipo hasta el momento. Hoy el míster ha podido contar con algún jugador más de la plantilla para poder hacer un equipo mínimamente competitivo. Coloca una defensa “par” con la titularidad de Arguibide en la banda derecha por pura necesidad, o sea, un 4-4-2 muy clásico con los jugadores ya habituales en el equipo.
El partido comienza de forma muy viva y se percibe que Osasuna lo que quiere es buscar el gol, en lanzamientos largos y pases al espacio. Esto le da sus frutos y, en el minuto 12, un gran centro de Rubén lo cabecea Víctor ganándole la acción al defensa: 1-0. ¡Qué respiro!
A partir de aquí el equipo levantino le ha cogido la onda al partido y supera poco a poco a Osasuna en la posesión del balón y el control del juego, aunque no fuera muy peligroso de cara a la puerta de Sergio. Además, estas cosas que pasan en el fútbol: en el minuto 35, un tiro de Rubén desde fuera del área pega en un defensa y entra en la portería levantina.
Con este resultado parecía todo resuelto, pero hemos comprobado que el equipo levantino, aunque figure en la última posición de la clasificación, no es el último de la tabla ni pasándose el balón ni jugando al fútbol. Lo hacen muy bien, pero sin mordiente. De todas formas, han tenido dos ocasiones desbaratadas por Sergio y algún otro susto que nos podía haber amargado un poco la noche si no corta el tiro Boyomo.
La segunda parte hemos visto varias decisiones del entrenador que definían sus objetivos: ha pensado que Arguibide no aguantaba, que a Rubén se le había acabado la gasolina, que Torró con tarjeta era un peligro en el campo, que, si se lesiona Aimar, el equipo decae demasiado y que, si hay que formar la gran muralla delante de Sergio, se hace y no pasa nada.
No hemos sufrido, pero hemos comprobado que podemos hacerlo si no arreglamos algunos petachos; seguro que lo intentaremos en el Nou Camp.
Estos días me he distraído un poco leyendo Un año marcado en rojo, de José Mari Jaurrieta, y me ha llamado la atención que un día como hoy (8 de diciembre de 1933) Osasuna ganó 10-2 al Alavés en el viejo San Juan, haciendo los Catachú, Iturralde, Vergara y compañía ocho goles en la segunda parte; igual que ahora.