Quizás sí, aunque tengo mis dudas, pues entonces existía lo que se llamaba la función pública, la Administración, conjunto de funcionarios públicos (secretarios, interventores, letrados, TAP, arquitectos, ingenieros, etc…) que llevaban el peso en el proceso de los expedientes, y minimizaban esas posibles carencias, e incontrolables ímpetus de cambio y de hacer algo aunque fuera mal.
Entonces poco a poco se les iba adaptando y entronizado en los principios generales del derecho y del servicio con objetividad al interés publico, y aquellos políticos que no eran “ profesionales” comparando con las retribuciones actuales, fueron capaces de cumplir en general con el cometido para el que fueron elegidos.
Por eso me pregunto ante esta serie de irregularidades, e ilegalidades, tramas de corrupción, que se están denunciando, y presumiblemente cometiendo, en adjudicaciones: negociadas o no, arbitrarias decisiones al margen del estado de derecho, acuerdos en asuntos de manifiesta incompetencia, desarrollos urbanísticos… ¿dónde están los preceptivos informes técnicos, jurídicos, económicos…. de los funcionarios, que deben sustentar y garantizar la adopción de esos acuerdos conforme a la ley y al Derecho ?
Ahora se impone, el político que juega a técnico, que previamente ha obviado al técnico-funcionario, al profesional, que ha sido apartado o arrinconado o sometido “sine die”, pues no habiendo limite de legislaturas esa situación se pasa de coyuntural
La UFA (Unión de Funcionarios Arrinconados) estuvo en boga en las dos ultimas décadas del siglo pasado en la Diputación Foral, y aunque algunos de sus componentes aguantaron estoicamente, otros se jubilaron con antelación una vez aprobado el reglamento foral de funcionarios.
El ejercicio de la política, precisa como mínimo de sentido común y honradez, ya que la base técnica-jurídica la aportarán los funcionarios. Corresponde al político formar o completar su opinión, y votar o cooperar a adoptar la decisión mas acorde con el bien común o interés general.
Sin embargo, hoy prima en la mayoría de los electos, el interés particular, el puesto de trabajo, la colocación y la duración en el mismo, porque cuando queda un año de cargo (soy partidario de mandato de seis años mejor que dos de cuatro) entra el canguelo y ya no se nace nada de provecho y se tiende a favorecer a quien me favorece.
Últimamente hemos visto en prensa contrataciones temporales de Grupos políticos y cargos electos, para puestos eventuales/temporales que llaman asesores o asistentes donde un mérito parece ser la inexperiencia... que supongo esperan obtenerla ayudando y colaborando con las caprichosas ideas de sus grupos o jefes políticos.
Me quiero convencer y así lo transmito, en el sentido de que este efecto vacuna, se pueda superar, y que tras un periodo de adaptación o transición el sentido común y la honradez se impongan.
Que los cargos electos se dediquen a su papel, y dejen operar a los especialistas profesionales, y que la función pública recobre su genuino origen y objetivo para que esto funcione, terminando con este evidente deterioro de la Administración pública tanto local, regional o estatal.
En Navarra con la Cámara de Comptos, cuya presidenta, conocedora de la materia (auditora del organismo) ha hecho unas declaraciones en los medios, que me han parecido muy juiciosas, tenemos una cierta garantía, aunque recuerdo una anécdota de hace años en la que la Cámara evito auditar un Ayuntamiento, por ser imposible dado su caos económico-administrativo.
“Cuanto peor….mejor” para hacer lo que a uno le de la gana..y encima sin limite de mandatos, (reforma urgente ) con el grave riesgo del funcionario que se opone al decisor de turno o intercala algún reparo en el expediente, a ser titular del equipo de la UFA para el resto de su vida profesional.