La historia es cíclica, y en este caso el PSN lo confirma casi cuarenta años más tarde, ahora con más notoriedad, implicando al gobierno de la nación.

Como conocedor y participe, de diferentes administraciones forales y municipales me permito ofrecer un “pantallazo”, de la evolución histórica en Navarra de lo que tradicionalmente, a mediados del siglo pasado, se conocía como favores, recomendaciones, influencias que partían del poder político para continuar perpetuándose en el mismo.
Estas conductas o formas de ejercer el poder, ahora tipificadas como delitos, otorgan a Navarra y a su gobierno en estos últimos meses, un protagonismo total en lo que a corrupción se refiere, siendo además epicentro por las personas imputadas, del terremoto que afecta al Gobierno de la nación. La corrupción está estrechamente vinculada al poder, pero a todo el poder, político y económico y en estos momentos el Gobierno navarro es fiel paradigma.
En la segunda mitad del siglo pasado se acostumbraban y se toleraban ciertas comisiones en las compras, favores e influencias, colocación de amigos, familiares convecinos e incluso en la primera década, los “afectos” al régimen tenían prioridad en algunos casos para optar a los puestos en la administración. Era una Navarra donde los recursos y el empleo eran escasos, aunque la manutención en la población rural no era mucho problema.
La búsqueda de un trabajo con sueldo fijo era la gran aspiración, que se mitigó con la incipiente industrialización, así como la demanda de puestos para atender servicios básicos en Diputación y Ayuntamientos. Estos empleos, fueron provistos gracias a la política de los siete diputados forales (sin nómina y solo con un secretario –funcionario- y el coche oficial) que con objeto de fidelizar a sus alcaldes de merindad en las elecciones y estos a su vez a sus convecinos, los colocaban en labores de conservación de carreteras, sanidad, limpieza, bomberos etc…
Ahora esta forma de proceder estaría tipificado como delito de tráfico de influencias (difícil de probar), pero fue una solución al empleo y evitar la despoblación, mejorando las condiciones de habitabilidad de pequeños pueblos, como me confesaba hace años un vicepresidente foral. Los sueldos básicos se complementaban con los recursos del pueblo: la huerta o el corral doméstico, cuyos productos alcanzaban para el “presente” al “cargo” de turno, en fiestas o Navidad.
En la década de los ochenta, consolidada la democracia, llega al poder el PSN, la izquierda moderada, nos parece ahora, entonces era algo novedoso y esperanzador. Sin embargo tras casi una década en el poder, salta el caso Roldan, que arrastra al presidente, consejero y sus cónyuges, además de otras personas, con unas sentencias por cohecho, corrupción y que suponen cárcel para los dos primeros, y posteriormente el siguiente presidente del PSOE, (exculpado) dimite al descubrirse una cuenta en Suiza, que según los condenados era para atender las necesidades del PSN. Este episodio, salvo lo de Roldan y su fuga, se circunscribió solo a Navarra.
Este gobierno fomenta la “creación” de la UFA (unión de funcionarios arrinconados) destino de algunos directores y cargos, no “afectos” al nuevo régimen del PSN, y la incorporación de personas, en altos cargos de designación directa, desplazando a los funcionarios de carrera. Lógicamente el incremento de nóminas es notorio y prescindir de funcionarios, con sus retribuciones, todavía más preocupante.
Transcurren, sin grandes sobresaltos, cuatro legislaturas con pactos centro derecha y PSN, pero la inoportuna y brusca ruptura en la 2011-15, propicia la presidencia de la franquicia del PNV, y en la siguiente legislatura llegamos al pacto, promovido y urdido, desde hace más de una década, con nacionalistas y abertzales, según dice el exsecretario de organización del PSOE, para evitar a toda costa que el partido más votado en Navarra pueda ostentar el gobierno.
La actualidad no es necesario describirla, pues con todo detalle está apareciendo diariamente en los medios, con continuas sorpresas y conexiones, figurando nombres y apellidos, que quizás no tengan relación directa con esta “organización criminal” aunque dudo de casualidades, y me inclino más por causalidades.
En la Navarra de hace ochenta años con 370.000 habitantes, nos conocíamos todos, y ahora casi todos ( al menos en las esquelas) y por tanto cualquier signo externo o mejora en el status del vecino, amigo, o familiar es motivo de comentario o sospecha y la pregunta ¿De donde?
La historia es cíclica, y en este caso el PSN lo confirma casi cuarenta años más tarde, ahora con más notoriedad implicando al gobierno de la nación, cambiando la UFA por “represalia”, y no se trata ya solo de tráfico de influencias y corrupción, sino que el presunto jefe de la trama, “goza” de prisión provisional por “la comisión de los posibles delitos de integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias”. (Auto Sala Penal TS 30 de junio de 2025).
No obstante el Parlamento Foral ha constituido una comisión de investigación, presidida por EH Bildu (supongo que devengará dietas) e ignoro que puede aportar al proceso judicial y las denuncias en curso, o querrán ofrecernos algunos debates con el “tú más”. El Gobierno que cuenta con varios organismos controladores, va a encargar una serie de auditorías externas que tienen su coste. Me quedo con una frase de la Directora de la Oficina Anticorrupción hace casi año y medio:”Lo ocurrido en la adjudicación de Velate es preocupante” y añado al igual que la ”represalia” de un técnico de la Mesa de Contratación, y la presidencia “emérita” de la misma.
Siempre he afirmado que los políticos cobran poco en función de la responsabilidad que recae sobre ellos, en algunos más que otros, pero escuchando a la presidenta, que dice "todo es legal", pero no sabe nada, no adjudica ni ella ni el consejero obras. Además distingue entre gamas o escalas de transparencia, es obvio que algunos políticos se devalúan ellos mismos.
La función pública y sus mecanismos de intervención y fiscalización deben ser freno de la corrupción, pero sin la educación y formación adecuada y ética profesional de los “irresponsables” políticos que ignoran los principios constitucionales de la Administración Pública. incierto futuro es el de Navarra.