• viernes, 19 de abril de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Jagoba Arrasate perdió el norte, y no lo recupera

Por José Mª Esparza

Osasuna no pisa el área rival. Budimir juega fuera de su sitio, Kike García termina extenuado pero con barra libre, y Chimy Ávila aporta chispa cuando sale, dispara al larguero y pierde el control como ya había hecho el equipo. El Athletic Club ni se despeinó para hacer el 1-3.

El delantero argentino de Osasuna Chimy Ávila (3i) discute con Íñigo Martínez (i), del Athletic de Bilbao, durante el partido de la jornada 19 de Liga en Primera División que Osasuna y Athletic de Bilbao juegan hoy lunes en El Sadar, en Pamplona. EFE/Jesús Diges

Osasuna apenas jugó diez minutos, el tiempo que tardó en adelantarse en el marcador. A partir de ahí condujo más el balón hacia atrás que con la vista puesta en Unai Simón, al que apenas volvió a inquietar. Por su parte, el equipo bilbaíno se vino arriba, marcó una, dos y tres veces de la misma forma: centro desde la banda y remate limpio. Pudo marcar más si hubiera mantenido la presión inicial, pero le bastó con mantener posiciones y dejar que Osasuna se carcomiera a sí mismo, porque nunca vio en peligro su clara victoria.

Los rojillos se mostraron muy blandos en defensa, pese a poblarla teóricamente con cinco hombres, mantuvieron a duras penas el tipo en el centro del campo, y desaparecieron en ataque. Lo malo es que mostraron tal comportamiento desde antes de cumplir el cuarto de hora y Arrasate no hizo nada hasta el minuto 63, como suele acostumbrar, en que dio entrada a Roberto Torres y Kike Barja (por Nacho Vidal y Budimir), pero sin cambiar el dibujo ya que retrasó a Moncayola. Con el 1-3 siguió con una línea de cinco defensas. Yo no lo entiendo.

El técnico rojillo ha perdido el norte en El Sadar: la Real le ganó con una manifiesta superioridad técnica, y el Athletic Club le ha humillado con su incontestable superioridad física. El equipo de Marcelino corre como los toros bravos, pero el de Arrasate no supo darle ni una larga cambiada para romperle la cintura. Todo lo contrario, los rojillos se vieron obligados a correr para no ser cogidos, incluida toda la segunda mitad en la que los bilbaínos jugaron al paso. Desgraciadamente, no necesitaron ni un mínimo esfuerzo suplementario.

¡Qué fiasco! Sigue Jagoba Arrasate empecinado en los cinco defensas y dos delanteros, y así lleva diez jornadas sin ganar, cayendo en picado, enmudeciendo El Sadar. Si quiere que los laterales hagan de extremos, quizás sea mejor sacar a dos extremos natos, o al menos a uno. Si quiere jugar con dos delanteros y hacer gol, no deberán pisarse el terreno, necesitan recibir balones de los extremos (que no hay), de los media puntas (que tampoco), con un equipo armado, compacto, con ideas, que mire adelante… y no se rompa.

Resulta extenuante el juego de este Osasuna, que parece un equipo balonmano, con pases en horizontal o hacia atrás. Cuando quiere salir adelante, pierde el balón. Le cuesta una eternidad pisar área. Hay imposibilidad metafísica para inquietar aunque solo sea un poquito. Si sumamos la endeblez defensiva, la falta de confianza acumulada del jugador en lo que hace, y el cansancio de tanto correr sin sentido, tenemos la imagen dos rojillos atacando y ocho contrarios en el área esperándoles. O peor todavía, el Athletic haciendo bolos con el balón y Osasuna partido en dos mitades irreconciliables.

Hemos pasado tres años espléndidos con Arrasate, y además el comienzo de esta temporada resultó más espectacular que casi nunca… pero, claro, desde octubre no levantamos cabeza, y parece que el técnico no quiere ni escuchar la palabra renovación. Mañana saldrá Braulio a repetir la memez aquella de que Jagoba es el capitán, y si nos hundimos será con él, mientras el equipo no es capaz de cometer una falta táctica por falta de carácter, o los jugadores han perdido la personalidad de antaño, las ideas. Algo falla. Este Athletic Club es ganable.

Lo peor de todo no es otra realidad que, con toda la segunda vuelta por delante, Osasuna esta a seis puntos del descenso, es decir, dos partidos. Urge reaccionar.


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Jagoba Arrasate perdió el norte, y no lo recupera