• viernes, 29 de marzo de 2024
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Opinión / osasuNAvarra

Osasuna regresa al buen camino

Por José Mª Esparza

Pese a dejarse dos puntos en Elche, el equipo de Arrasate resultó reconocible y transmitió mejores sensaciones.

El defensa del Elche Juan Sánchez Miño (d) intenta controlar ante el defensa argentino de Osasuna Facu Roncaglia durante el partido de LaLiga celebrado este martes en el estadio Martínez Valero. EFE / Ramón
El defensa del Elche Juan Sánchez Miño (d) intenta controlar ante el defensa argentino de Osasuna Facu Roncaglia durante el partido de LaLiga celebrado este martes en el estadio Martínez Valero. EFE / Ramón

Osasuna pudo y mereció ganar. Dejó en Elche dos puntos de oro, y los tiempos no están para regalos. Sin embargo, las sensaciones que deja la visita a los ilicitanos resultan positivas más allá del marcador. El equipo fue otro. Olvidó el estilo Camacho y volvió a su imagen más reconocible. Por ocasiones mereció golear, aunque de nuevo pagó caros los despistes defensivos, algo que parece ser un mal endémico. El segundo gol de ellos, por ejemplo, fruto del cansancio, pudo ser evitable si Arrasate hubiera decidido refrescar antes de la prolongación a un equipo fundido físicamente.

Visto el fracaso del fútbol directo, una de las causas principales del hundimiento en lo más bajo de la tabla, el técnico rojillo decidió recuperar sus esencias: la presión alegre y decidida bien arriba, el pase corto al hueco, el medio largo hacia adelante, el avance combinativo, los desbordes por banda con ritmo y velocidad. En fin, vimos el Osasuna más reconocible. El rival, un conjunto en similares apuros, resultaba propicio para jugarle de tú a tú, con la iniciativa en el control del partido.

La apuesta salió bastante bien. Por ocasiones claras o, mejor dicho, clarísimas, el partido se tiñó pronto de color rojo. Osasuna tiró más a puerta que en toda la temporada. Claro que falló demasiados remates, obvio, pero dadas las coordenadas donde se movía el avance dado en el juego merece el calificativo de estratosférico. El retroceso operado en esta racha infame resultaba inexplicable. Pese a la acumulación de bajas o decisiones arbitrales, casi todos los jugadores han mamado el estilo recuperado en Elche como para apostar por algo más que el patadón.

En cuanto a la estructura del juego, Arrasate quitó el doble delantero para reforzar el medio campo con cinco hombres, con Moncayola delante de la defensa y Brasanac más cercano al delantero. Funcionó la propuesta con el de Garinoain portentoso, Rubén García volviendo a ser Rubén García, Brasanac aprovechando espacios, y un Calleri bullanguero, trabajador y muy participativo. Colosal. El equipo llegó una vez y otra moviendo la pelota. La primera parte debió terminar con el partido sentenciado, con al menos un 0-3 en el marcador.

Los problemas vinieron en la segunda mitad. Los locales salieron enrabietados, con un triple cambio refrescaron las ideas y la estructura del juego, buscando el bloque con Nino de director en ataque. Por su parte, Osasuna se dejó sorprender, dio un pasico atrás, perdió la formidable unión de líneas que había mantenido, y volvieron los errores defensivos. Poco a poco se rehízo a base de casta, pero afloró el cansancio. Desde el banquillo airearon los pulmones Moncayola y Brasanac (Javi Martínez progresa), con un cambio de cromos, pero hacía falta más. Mucho más.

El Elche se puso a tiro, descentrado, dubitativo, cansado… dejando en defensa huecos infinitos, inmensos… Pero Arrasate tardó una eternidad en cambiar el ataque, en darle otro aire al juego, refrescarlo. No tiene sentido dar entrada a tres jugadores en el minuto 87. Y no es la primera vez que ocurre. Repito, son cambios que más parecen pérdidas de tiempo que un intento de sorprender al rival, que quieren mantener el empate en lugar de ir a por los tres puntos. Así terminó de escaparse la victoria. En Nochebuena, mejor no pensar en fútbol. A ver qué ocurre en Nochevieja.

Feliz Navidad.


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