De todo lo que está pasando en Cataluña lo sorprendente no es que haya una parte de la población que sueña con la independencia, están en su derecho mientras defiendan ese sueño con las reglas de la democracia.
De todo lo que está pasando en Cataluña lo sorprendente no es que haya una parte de la población que sueña con la independencia, están en su derecho mientras defiendan ese sueño con las reglas de la democracia.
Para mi lo más sorprendente es que muchos de quienes abogan por el independentismo no tengan empacho en cerrar los ojos ante la multitud de golferías perpetradas por algunos dirigentes de la antigua Convergencia hoy reconvertida en el Partido Demócrata de Cataluña.
Que sigan ciegamente a esos dirigentes, que les aplaudan y avalen y estén dispuestos a creerse que cuando afloran los casos de corrupción en que están inmersos todo es una conspiración, es para que esta gente se lo haga mirar.
Me asombra sí, la cerrazón de tantas personas, su negativa a pensar, a tomar distancia, a ser críticos, a no ser capaces de separar el trigo de la paja, a decir en voz alta que no se puede construir nada bajo la batuta de unos dirigentes sobre los que recae la sospecha de corruptos.
Los dioses ciegan a los hombres a los que quieren perder y me temo que hace tiempo que en Cataluña anda cegada buena parte de su sociedad a la que se ha vendido que la independencia es posible lo quiera o no el resto de España.
¿Es que los ciudadanos catalanes no tienen nada que decir sobre los negocios de la familia Pujol? ¿Tampoco sobre ese tres por ciento que al parecer se cobraba en la antigua Convergencia a quién quisiera contratar con la Administración catalana según denuncian algunos empresarios y se recoge en algún sumario?
¿De verdad no les importa a los militantes de la antigua Convergencia hoy Partido Demócrata si sus dirigentes han quebrantado la ley, han permitido el cobro de comisiones, se han enriquecido en algunos casos, y en definitiva han engañado a todos? ¿No habrá ninguna de voz de entre ellos pidiendo explicaciones y exigiendo responsabilidades?
Sí, esto es lo que me sorprende, esa pasividad de una parte importante de la sociedad catalana que prefiere mirar hacia otro lado y taparse la nariz ante el hedor de la corrupción convirtiendo en héroes a los que a lo mejor solo son villanos.
Es tal el cúmulo de golferías que vamos conociendo que cuesta creerlo.