Y, cuando se han dado cuenta del disparate de condenar a las personas antes de ser juzgadas, en lugar de rectificar se han puesto, con el entusiasmo que distingue a los tontos contemporáneos, a intentar aliviar el destrozo recurriendo al eufemismo, y cambiando el nombre de imputado por el de investigado, que es como llamar al portero empleado de finca urbana.
Ahora mismo, en España, acusas a una persona de un delito falso, y como el juez sea un entusiasta de la justicia "Ejemplar", y el denunciado ocupe un cargo político, puede ser imputado, o investigado, da lo mismo, y ahí están los entusiastas torquemadas, pidiendo la dimisión inmediata del delincuente, aunque luego se descubra la falsedad y resulte más puro que el agua destilada.
Ahora mismo, en España, hay un juez, que ocupó un alto cargo en la Junta de Andalucía, dictando autos que afectan a esa Junta de Andalucía, sin que nadie, ni siquiera él mismo, haya advertido la gruesa viga de la incompatibilidad.
Ahora mismo, en España, hay jueces que por el cobro de comisiones que no se han declarado a Hacienda, condenan a los autores a 13 años de cárcel, mientras puedes matar a un niño en un paso de peatones, y con un buen abogado salir por la mitad, seis o siete años, aduciendo una distracción accidental.
Ahora mismo, en España, nadie o casi nadie condenado a dos años, y sin antecedentes penales, entra en la cárcel, salvo si se llama Isabel Pantoja. O sea, la Justicia Inconstitucional, donde NO todos somos iguales ante la Ley.